Disfrutan la obra Supermancito: El ratón de acero

La dramaturgia, dirección y rol protagónico está a cargo de Ricardo de la Luz

Maritza Cuevas

  · miércoles 24 de julio de 2019

Con aspecto de ratón deberá ganarse la aceptación de quienes lo rodean / Fotos: Maritza Cuevas

En el marco del tradicional Martes de Teatro, ahora tocó el turno de disfrutar a los más pequeños de la casa, pues se presentó en el Teatro Ocampo la obra infantil Súper Mancito: El ratón de acero de la compañía Pekas y Pekes Kabaret.

La dramaturgia, dirección y rol protagónico corrió a cargo de Ricardo de la Luz, quien a su vez fue asesorado por el talentoso Daniel Saa La Guayaba, uno de los actores y directores morelenses más destacados en el teatro cabaret.

Mientras el público escuchó la tercera llamada y las luces del teatro se apagaron, de repente un peculiar personaje marino apareció entre los pasillos saludando a los presentes con el acento costeño que lo caracteriza.

Así inició la divertida historia, llevada de la mano de Wachi, un divertido personaje que trabaja limpiando un foro de televisión, pero siempre ha tenido el gran sueño de ser un periodista reconocido para informar y ayudar al mundo a través de un micrófono y las cámaras.

Un día, mientras hace su trabajo habitual en el foro de televisión, se le ocurre la grandiosa idea de probar sus dotes como periodista ante las cámaras y el micrófono aprovechando que no hay nadie más en el lugar; al fin que conoce todo el procedimiento para realizar un programa, gracias a que es muy observador e inteligente.

Wachi decide demostrar sus dotes como periodista.

Pero no todo será miel sobre hojuelas, pues debido a un descuido al beber una súper pócima secreta en el fondo del mar, se convierte en un súper héroe muy pequeño y peculiar con forma de ratón. Él se reúsa a verse con ese aspecto, pues como consecuencia del hechizo de la pócima que bebió, tendrá que buscar el respeto y la aceptación entre todos los seres de la tierra, como condición para volver a casa.

En su andar se encuentra con otros personajes que le dan una gran lección para aceptarse tal y cómo es; cambiando la mentalidad de los demás para sensibilizarlos y hacerlos entrar en razón, pero todo con apoyo de los presentes.

Después de cumplir algunas misiones importantes en la tierra, Wachi regresa al mar, recordándole al público que con esfuerzo y dedicación, todos los sueños se pueden hacer realidad, para lograr una armonía y felicidad en la vida.

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