Queridos lectores, pocas veces en mi vida he vivido cierres de año tan interesantes, tan fuertes, tan esperanzadores pero también dolorosos, entre estos últimos, sin ir más lejos, está el fallecimiento del comunicador Carlos Félix Gaxiola, amigo de todos los que hemos vivido en torno a medios de comunicación.
A Carlos lo recuerdo y así lo seguiré haciendo, siempre amable, sonriente, guapo, incluyente, siempre presto a servir a los demás. Lo conocí desde que era un joven y estudiaba en preparatoria en la misma época en que estudiaron allá mis hijos. Desde entonces además de uno de los estudiantes más apuestos del plantel, era destacado en sus estudios lo que lo convirtió en Capitán de cadetes y abanderado permanente de la escolta de la Escuela Militarizada Cristobal Colón, en tiempos del Padre Armando Vargas, Carlos Félix siempre abría los desfiles. Todavía no conozco quien hable mal de Carlos. Lo volví a encontrar cuando al termino de sus estudios, abrazó el mundo de la comunicación en el que siempre hizo un excelente papel. Su fallecimiento por Covid 19 deja un gran hueco en el medio y desde aquí envío mi más sentido pésame a la escritora Alicia Félix su señora madre y demás familia. Querido Carlos te recordaré con mucho cariño, respeto, aprecio y agradecimiento desde estas líneas que tanto apoyaste y tanto gusto te daba leer. Y en cuanto a buenos recuerdos traigo a estas líneas la memoria de un gran gobernador olvidado inexplicablemente por muchos y desconocido por otros, me refiero a don Emilio Riva Palacio Morales, político de altos vuelos a nivel federal antes de llegar como gobernador de Morelos que lo fue de1964 a 1970, por cierto fue el último en ocupar el Palacio de Cortés como sede del poder ejecutivo. No entiendo cómo a veces, resulta tan flaca la memoria sobre todo respecto a quienes han hecho tanto por nuestro estado. Una de las grandes cualidades de Riva Palacio Morales fue su honestidad, a decir de quienes lo conocieron y trabajaron con él como el destacado político morelense David Jiménez González actual magistrado de la Octava Sala Auxiliar del Tribunal Federal de Justicia Administrativa quien sin empacho asegura que don Emilio fue el mejor gobernador que ha tenido el estado. Entre las obras que marcaron el desarrollo de la ciudad, tan pronto asumió la gubernatura ya el 7 de mayo del mismo 1964, inaugura el gran mercado "Adolfo López Mateos", proyecto que dirigió en aquel entonces el arquitecto Mario Pani. Ese mismo primer año, inicia a través de la empresa Constructora y Edificadora de México la construcción de 3.7 kms. de la Av. Plan de Ayala y refuerza la Av. Domingo Díez así como la Av. Río Mayo que llevó originalmente el nombre de don Emilio. A los pocos meses, justo el 30 de enero de 1965 promulga la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Gracias a sus relaciones con el poder federal comenzando por su antiguo jefe Adolfo López Mateos con el que trabajó en la Secretaría del Trabajo como director de Administración, logra la autonomía plena universitaria. Mientras, continua con la construcción del Palacio de Gobierno, prosigue con la construcción de la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca, (CIVAC), a la que además le pone nombre y en la que se asientan grandes empresas, entre otras la planta Nissan. A la inauguración de CIVAC en 1966 acude Robert McNamara, importante funcionario norteamericano de aquella época. El 7 de septiembre de 1967 con una inversión de 9 millones de pesos y bajo la dirección del arquitecto Roberto Argüelles concluye el Palacio de Gobierno. Y en 1969, luego de terminar las instalaciones universitarias dispuso la construcción del Parque Recreativo Chapultepec de 1.3 kms. de largo, único gran parque que sigue existiendo en la ciudad de Cuernavaca y que a la fecha sigue siendo el más visitado. No en balde a don Emilio que falleció en el mes de septiembre de 1990 se le conoce como "el constructor del estado", puntualiza Jiménez González y agrega que como gobernador, convirtió a Cuernavaca en Ciudad. Y para concluir no me resta mas que desearles un Año Nuevo con mayor certeza de salud para todos. Les confieso que a mí el año pasado, me regaló varias cosas, una de ellas fue el conocer el inmenso valor que tiene una semana completa para mí sola. Ahora, sin tantas actividades externas valoro el inmenso gozo de las amistades aunque sea a distancia, el disfrute de mi casa, que es la suya, de mis libros, recuerdos y tantas cosas más junto a la preciosa barranca de Amanalco, mi gran vecina cercana. Y hasta el próximo lunes.