La artista Yazú Escapa culminó la exposición Desdibujando los ladrillos con la piel en la sala inmersiva del Museo Morelense de Arte Contemporáneo (MMAC), con el performance colectivo Ladrillos, la rabia y la ternura, en el cual reflejan la importancia de crear lazos entre las mujeres y operar desde la colectividad ante las barreras sociales que existen.
Para este performance, Yazú estuvo acompañada por las artistas Anallely Medina, Karen Rubí y Mariana Gudiño, quienes en conjunto abordaron la experiencia que ha sido sobrevivir y destacar los vínculos entre amigas, en donde la ternura hace frente porque implica el cuidado. Margaret Mead señala que el primer signo de civilización es un hueso roto que fue protegido, curado y sanado. Evidencia de que alguien cedió al trabajo de ayudar al otro a recuperarse. Y crearon nuevos imaginarios a partir del ladrillo.
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"En este performance nos interesó resaltar el cuidado del otro en este el vínculo entre las amigas, como un acto de revolución y colectividad, y no sólo como una cuestión teórica sino que lo vemos en la práctica, las amigas son un bloque que nos contiene", expresó Yazú Escapa.
A través de los movimientos en solitario y en conjunto, el pulverizar ladrillos, dibujar siluetas en referencia a cómo te ve la otra persona y dejar huellas en las paredes, las artistas plasmaron ese vínculo de la amistad y su importancia de actuar en colectividad.
¿Cómo surge la exposición?
En esta exposición, Yazú Escapa realiza una propuesta que cuestiona la planificación y la distribución de las ciudades. Y la idea de trabajar con ladrillos surge desde la inquietud de la carga simbólica que contiene este objeto, utilizado en la construcción de espacios, pero que también sirven para poner límites.
Uno de los puntos de investigación que más me interesa, ha sido la cuestión de la discapacidad ya que convivo muy cercanamente, por el caso de mi madre, quien tiene artritis reumatoide y es usuaria de silla de ruedas, lo cual me ha hecho repensar la ciudad, y no sólo desde ese punto de partida, sino que desde hace años me he trasladado por la ciudad, y he visto como las mujeres sufrimos de acoso y las ciudades no son amables para los niños, los adultos mayores y los discapacitados.
A partir de esa reflexión e inquietud, la artista repensó que si este material está hecho para construir, qué otras posibilidades se pueden construir con él.
"El ladrillo es un material que desde mi perspectiva lo planteo como una artesanía, porque está realizado a partir de barro, e incluso de otros materiales orgánicos. Y es un material obtenido desde elementos de la tierra, y al momento de que en el performance se rompe y se pulveriza, es como una metáfora de regresar a la tierra".
Yazú Escapa realizó cuatro activaciones dentro de la sala inmersiva, las primeras dos denominadas "Desdibujando los ladrillos con la piel", en la que partió de un cubo central que representa barreras sociales, estéticas y éticas; la artista muele la arcilla hasta transformarla en un polvo fino al que agrega agua para generar una tinta roja, con la se pintó la piel, y con su cuerpo, manchó las paredes del espacio inmersivo.
La tercera activación se llamó "Estruendo sobre los muros", un performance audiovisual con la participación del artista sonoro Alejandro Alcántara.
Y culminó con el performance colectivo "Ladrillos, la rabia y la ternura", abriendo nuevos imaginarios y reflexiones entre las artistas y el público en general, ya que al terminar, se invitó a los presentes a tomar los pedazos de ladrillos para construir su propio imaginario y expresar sus emociones.