[Extranjeros en Morelos] El Mochaorejas y cuando Morelos sufrió secuestros

El hallazgo de que Daniel Arizmendi vivía en Cuernavaca no fue sorpresa para autoridades de la extinta PGR, narran Julia Preston y Samuel Dillon

José N. Iturriaga | Historiador

  · viernes 14 de abril de 2023

"El descubrimiento de que Arizmendi estaba viviendo en Cuernavaca no fue una sorpresa", se relata en el libro 'El despertar de México' / Cortesía | El Sol de la Laguna

Los periodistas estadunidenses Julia Preston y Samuel Dillon han sido varias veces galardonados por su quehacer profesional. Ambos han obtenido el prestigiado Premio Pulitzer. Escribieron juntos El despertar de México, en 2004. De él provienen estas referencias al estado de Morelos:

“La delincuencia pasó a ocupar el primer lugar de la agenda política. Dos de los más poderosos empresarios del país, Emilio Azcárraga Jean, heredero del imperio de comunicación Televisa, y Roberto Hernández, presidente de Banamex, el banco más grande del país, visitaron Los Pinos para instar a Zedillo a combatir con energía a los secuestradores”.

“Zedillo actuó por fin. Ordenó al CISEN destinar una mayor proporción de sus actividades de intercepción telefónica y de otro tipo a perseguir a secuestradores. Hizo saber que deseaba que se aprehendiera a Daniel Arizmendi [apodado El Mochaorejas] ‘por todos los medios que sean necesarios’. La PGR, por lo general dedicada a investigar el narcotráfico, se puso a trabajar en el caso. El procurador ofreció una recompensa extraordinaria, de 5 millones de pesos, a quien diera información sobre Arizmendi, más alta que la relacionada con cualquier narcotraficante”.

“El primer gran golpe contra Arizmendi ocurrió en diciembre de 1997. Seis semanas después de que agentes de la policía capitalina localizaran una casa de seguridad utilizada por el brazo derecho de Arizmendi, lo detuvieron en el centro de la ciudad en posesión de 220 mil dólares y varias ametralladoras. Poco más tarde, otros agentes detuvieron a su esposa y a su madre, las que ubicaron a Arizmendi en un hotel de Cuernavaca. Agentes irrumpieron en la habitación de Arizmendi. Había huido minutos antes, pues acababa de tomar un baño. Era obvio que uno de sus protectores le había dado aviso”.

“El descubrimiento de que Arizmendi estaba viviendo en Cuernavaca no fue una sorpresa. Morelos había sido invadido por secuestradores desde 1994. En 1995, el jefe de la unidad antisecuestros de la policía estatal fue procesado y encarcelado por colaborar con secuestradores. Para 1996 miles de ciudadanos habían optado por marchar con regularidad en las calles de Cuernavaca, en protestas organizadas".

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"En dos visitas de Zedillo a la entidad, varias víctimas de secuestros se apostaron en aceras para gritar consignas contra la delincuencia al paso del presidente. Pero no fue sino hasta que una hermana de Bill Richardson, embajador de Estados Unidos en la Organización de las Naciones Unidas que había crecido en México, fue secuestrada en Morelos, que Zedillo, finalmente, prestó atención a la crisis”.

“¡Es la hermana del representante de Estados Unidos en la ONU!’, exclamó un asesor presidencial en una reunión en Los Pinos. ‘Esto va a ser un escándalo mundial’. Un alto funcionario mexicano se comunicó con Richardson para confirmarle que el gobierno haría todo lo posible para garantizar la seguridad de su hermana. Ésta fue liberada ilesa, tras el pago de un rescate. La paciencia de Zedillo llegó a su límite luego de descubrirse que el segundo jefe antisecuestros del estado de Morelos también era delincuente. En una investigación federal se concluyó que había sido el autor intelectual de varios secuestros en Morelos”.

“La policía federal aprehendió al hijo de Arizmendi en Cuernavaca, quien la condujo a una suntuosa residencia, situada a unas cuantas cuadras de Casa Morelos, en la que supuestamente encontraría a Arizmendi. Éste había escapado otra vez…”.

Cortesía | Editorial Océano



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