[Extranjeros en Morelos] El Valle Sagrado de Tepoztlán guarda los recuerdos de reyes muy antiguos

El poeta peruano Daniel Ruzo de los Heros sostuvo una teoría en la que hablaba sobre intervención humana en el esculpido de enormes montañas. Leamos lo que escribió sobre Tepoztlán

José N. Iturriaga / Historiador

  · viernes 3 de mayo de 2024

Sierra de Tepoztlán, al fondo el volcán Popocatépetl. /Margarito Pérez Retana /cuartoscuro.com

El poeta peruano Daniel Ruzo de los Heros (1900-1991), considerado a sí mismo como protohistoriador, inició en Marcahuasi, un sitio arqueológico inca, su teoría que sostiene la intervención humana en el esculpido de enormes montañas tomadas por los demás como meras formaciones naturales, constituyendo éstas –según él- un trabajo artístico y esotérico que contiene mensajes trascendentes.

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Para entonces ya tenía 52 años. Sostuvo su tesis a través de conferencias impartidas en su país, en México y en Europa, pero siempre se enfrentó a lo que él llamaba la “ciencia oficial”. Sus investigaciones sobre temas similares las continuó en El valle sagrado de Tepoztlán y con este título publicó un libro en 1974:

“No es posible hablar de erosión ante la estatua de Tepozteco [se refiere al cerro de ese nombre], ante las variadas ex­presiones de surostro y ante su manto cubierto de símbolos. El hombre no ha realizado, en los últimos 8,500 años, nada que pueda compararse a Marcahuasi en el Perú y a las tres montañas decoradas del Valle Sagrado de Tepoztlán”.

“Enclavado en las alturas centrales de México y dominado por dos volcanes imponentes, el Valle Sagrado de Tepoztlán guarda los recuerdos de reyes muy antiguos, y los secretos y templos de una humanidad que desapareció en el diluvio”.

“Después de muchos siglos y en las proximidades de una nueva catástrofe, se va levantando el velo que cubría esos secretos. Es pues necesario unir las tradiciones de los últimos 450 años, acomodadas a la religión que trajeron los españoles, con las más antiguas leyendas mitológicas de los atlantes de Tepoztlán y con la Mitología llegada hasta no­sotros a través de egipcios y fenicios, persas, griegos y romanos”.

“El centro del antiquísimo México, país atlante que, barri­do por olas imponentes, no desapareció bajo las aguas, fue Tepoztlán. Las expresiones de su más alta filosofía y de su más elevada religiosidad están talladas para siempre en sus montañas”.

“Pasaron 80 siglos después del diluvio. El silencio había cubierto las montañas del Valle Sagrado de Tepoztlán. Los personajes y los símbolos grabados en la roca queda­ron invariables, defendidos de la destrucción por un silen­cio sagrado”.

“Tres conjuntos de montañas cercan la ciudad de Tepoztlán. Cada uno, sin solución de continuidad, tiene diferentes cumbres y está separado de los otros dos.Delante de estecerro selevanta la estatua protohistórica del personaje principal de toda la comarca, Tepoztecatl o Tepozteco. Es una enorme roca, aparentemente de sesenta metros de altura, tallada totalmente por tres lados y unida al cerro del Viento por el lado posterior".

"Siem­pre se ha titulado esta roca el cerro del Hombre, o del Gi­gante, pero no se ha dicho públicamente que se trata de la estatua de Tepozteco. Nadie se ha ocupado de los símbolos que decoran las enormes superficies de su manto, ni de la cabeza magnífica con las diferentes miradas que esta obra excepcional presenta y que acreditan el arte incomparable de los escultores de la protohistoria. La cabeza de la estatua es una enorme escultura que puede apreciarse a mucha distancia y que cambia según la luz las sucesivas horas del día. El manto que envuelve el cuerpo de la estatua está cubierto de símbolos. Los escultores hicieron un trabajo tan perfecto que nadie puede negar que se trata de una obra humana de excepcional calidad. También cambian los símbolos con las diferentes luces de las horas del día y de meses del año. Nadie había descubierto antes el cofre del Tesoro de Tepozteco que, cerca de él, va conducido por un hombre que lleva la cabeza cubierta por una escafandra puntiaguda”.