“Los artistas plásticos estamos en búsqueda de dejar una mancha en el alma y en el corazón del espectador, que nos entienden al ver nuestra obra; aquellos espectadores que nosotros, sin conocer, también entendimos”, dice Haidy Wittmann.
Haidy Ingeborg Wittmann es una artista plástica y promotora cultural de origen alemán que radica en Cuernavaca desde hace algunos años, lugar en el que ha desarrollado gran parte de su obra y donde ha sumado esfuerzos en pro del arte y la cultura.
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“Mi papá fue piloto de aviación y viajábamos mucho, y en algún momento estábamos en Argentina o Uruguay, ahí fue cuando por primera vez tomé una clase de dibujo, mi mamá vio el taller y me inscribió para que tuviera algo en qué entretenerme, y yo estaba fascinada porque nos enseñaban a dibujar un payaso, que hasta la fecha recuerdo perfectamente cómo hacerlo. Me la pasaba dibujando todo el tiempo y cuando entré a la universidad le dije a mi mamá que quería estudiar Bellas Artes, a ella realmente le sorprendió y me dijo que estaba loca, que me iba a convertir en hippie (risas) y no me dejó; me dijo que cuando tuviera mi propio dinero estudiara lo que quisiera, pero mientras iba a estudiar Negocios Internacionales y así fue”.
Haidy cursó la Maestría en Técnicas de Negociación, pero a la par tomaba todo curso o taller artístico que podía, pues realmente tenía muy claro que eso quería para su vida.
“Mis estudios superiores los cursé en París, y recuerdo que cerca de la escuela había un lugar donde se ponían los hippies, y ahí empecé a vender mis primeras obras, también entre las amistades de mi mamá y después con la gente de la industria privada que empezó a admirar mi trabajo, algo que realmente fue muy importante para mí”.
Con el paso del tiempo forjó su camino artístico gracias a su talento y gran disciplina, y comenzaron las oportunidades para mostrar su obra en diversos espacios. Su primera exposición fue organizada por su hermana en la Librería Gandhi de Querétaro, en 2004.
“Fue una gran experiencia, estaba muy emocionada y nerviosa, cuando vendí mi primera obra fue algo maravilloso y que no podía creer. Mi hermana es una de las personas que más ha creído en mí y de unos años a la fecha es la que se encarga de mi obra, y de hacer todo lo de administración”, relata.
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En 24 años de trayectoria, Wittmann ha participado en múltiples exposiciones individuales y colectivas en espacios importantes de la República Mexicana y en otros países. Algunos de ellos son el Senado de la República Mexicana, el Museo de la Ciudad de Cuernavaca, el Museo de Arte Indígena Contemporáneo, The Rymer Gallery, en Nashville, Estados Unidos; Beloosesky Gallery, en Nueva York; Rajadell Art Gallery, en Buenos Aires;, Galería de Arte El Salar, en La Paz, Bolivia, y Galerie Claude Martin, en París.
Como pintora se ha enfocado en la técnica al óleo y en carboncillo, y en sus obras principalmente plasma su visión acerca de diversos temas. A lo largo del camino ha desarrollado su estilo propio, el cual va entre el realismo mágico contemporáneo y el realismo.
Haidy Wittmann también se ha dedicado a la promoción cultural, con el objetivo de colaborar y dejar una huella para contribuir al mundo de las artes plásticas y al conocimiento. En este ámbito ha realizado diversas exposiciones colectivas, una de las más importantes ha sido Morelos: arte, tierra y libertad, realizada en el Senado de la República Mexicana en febrero de este año.
En su camino profesional ha tenido la oportunidad de conocer y trabajar con otros artistas que han sido importantes maestros para ella, pues siempre trata de aprender de cada uno de ellos. Con cariño recuerda una de las grandes enseñanzas del maestro Jorge Cázares.
“Una vez le dije que mi estudio artístico era muy chiquito, y él me dijo: ‘¿y qué tiene? a ver, linda, el tamaño del estudio no hace al artista, ni tampoco el pincel, ni la calidad de la pintura, el talento es algo que uno lleva por dentro y lo debes trabajar y cultivar para que florezca’, es algo que siempre tengo muy presente en mi vida”.
Asimismo, destacó que una de las cosas que ha aprendido es nunca perder la humildad: “Tenemos que ser decentes y frágiles en nuestra expresión artística, con la gente y con los nuevos artistas, porque al final del día, estamos abriendo el camino para que los nuevos talentos vayan por donde nosotros ya pasamos. Siempre estoy abierta al aprendizaje, aprendo de mis alumnos, de otros artistas, de mi mamá y mi hermana, siempre me mantengo atenta a lo que me dicen todos, es algo muy enriquecedor”.
PINCELES Y LÁPICES INQUIETOS
Haidy Wittmann prepara la exposición Ángeles, Demonios y Locuras, la cual presentará a finales de este año en el emblemático e histórico Centro Cultural Jardín Borda, en la capital morelense.
“Esta exposición consta de 10 piezas realizadas en óleo, que generalmente he trabajado a lo largo de mi carrera y también en carboncillo, una expresión de la que ya no me voy a desprender porque considero que es muy valiosa. Mi idea es mostrar al espectador mis dos versiones y cuál es mi identidad, porque me presento de manera muy distinta en cada una de las técnicas”.
Sin duda, Haidy Wittmann es una gran artista que tiene mucho qué decir a través de su expresión pictórica, pues su lápiz y pincel nunca están quietos, todo el tiempo está creando nuevas ideas.
Y reconocer a los demás artistas y compartir el éxito, es otro de sus enfoques principales a través de la promoción cultural para sembrar una importante semilla y que el ámbito artístico en Morelos siga creciendo y consolidándose.
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