Queridos lectores, habiendo cambiado en el último momento de tema, les narraré hoy que esta actriz morelense de fama internacional nace en la Hacienda de Oacalco, Municipio de Yautepec el 17 de diciembre de 1871, hija del español Ricardo Fábregas y la mexicana Úrsula García.
Cuando termina su educación primaria, sus padres se trasladan con su hija a vivir a Campeche y a Tabasco donde su padre consigue empleo. Alejada unos años de Morelos, su estado natal, vuelve a él cada vez que puede. Desde muy jovencita llamó la atención por su belleza y el dueño de la Hacienda de Apanquetzalco, percibe dotes histríonicas de la entonces adolescente, así que cuando construye un pequeño teatro en el poblado de Yautepec cada vez que Fábregas García, este su segundo apellido, regresaba a su natal estado, acudía a la función en turno. Un buen día, el hacendado, dueño del teatro, le da oportunidad de actuar dando con ello sus primeros pasos dentro del medio artístico.
Muy pronto muere su padre y Virginia se traslada con su familia a la ciudad de México donde además de matricularse en la Normal para señoritas, hubo de contribuir para el sostenimiento de su familia. Así es que deja atrás sus deseo de ser maestra y comienza a participar dando funciones de teatro en una escuela para sordomudos lo que la ayuda posteriormente a perfeccionar sus ademanes y su mímica cuando comenzó a actuar en funciones de comedias de fama. A los 20 años. Virginia Fábregas luego de actuar en el Teatro Arbeu, se presenta como actriz< en el Teatro Principal, entonces el máximo teatro de la ciudad de México en una obra a beneficio de indigentes en la que actúa frente a Carmelita Romero Rubio, esposa de don Porfirio Díaz. Su compañero de actuación, un actor español, la contrata en su compañía y al atisbar el gran futuro de la incipiente actriz morelense, la envía a España a perfeccionar su arte; regresa a México convertida en una primera actriz. Años después durante una función en la que la bellísima Virginia Fábregas encabezaba el elenco, se casa en 1902 con un promotor y productor teatral con el que vivió toda su vida, sin embargo nunca dejó de visitar a su familia que seguía en Yautepec.
Era habitual verla pasaear por el pueblo. Su esposo la ayuda a aumentar su fama ya que le abre puertas para actuar tanto en España como en México. Tres años después compran un teatro llamado Renacimiento al que luego bautizarían como Teatro Virginia Fábregas. Luego de actuar de manera destacada en París, Francia, en 1908, ese país le concede las Palmas de la Academia con lo que aumenta todavía más su fama. Inicia giras internacionales y en Argentina es nombrada Hija Predilecta. En 1917, Venustiano Carranza que no veía ya la hora de devolver la tranquilidad a México en medio de la revolución, le pide dejar las giras internacionales y actúa de nuevo en nuestro país en una obra trágica sobre Hernán Cortés que tuvo gran éxito. Regresa a las giras internacionales y en 1930, a una edad madura, participa en Hollywood en la película La Sangre Manda, a su regreso el presidente Manuel Ávila Camacho le impone la Orden Cívica. Como nunca dejaba de regresar al estado de Morelos, tanto a Yautepec como a Cuernavaca, cada vez que venía la esperaban con su platillo favorito: Cecina con crema y salsa verde con jumiles. Ya con más de sesenta años, la actriz estaba casi ciega de tantos años de estar bajo los reflectores intensos de los teatros y los foros de actuación lo que le ocasionaron cataratas que le operaron sin éxito. Poco después sufre una caída que le fractura la cadera. Fue nuevamente operada pero ya viuda hubo de permanecer inmóvil durante siete meses en la Clínica de la Asociación Nacional de Actores ANDA.
Poco después, por iniciativa del entonces Centro de Estudios Morelenses, el entonces gobernador de Morelos Ernesto Escobar Muños durante su período en los años 50, le concede una medalla en medio de un gran homenaje para imponer su nombre a una calle de Cuernavaca lo que tuvo que ser pospuesto por las enfermedades y el deterioro de salud de la acttiz. Poco después fallece la actriz. Amiga de los más famosos actores de la época, a su muerte sus restos velados en una funeraria, son trasladados para una guardia de honor en la ANDA donde la esperaban Mario Moreno, Jorge Negrete, Gloria Marín, entre otros famosos. De ahí, en Bellas Artes nuevo homenaje y finalmente por ordenes del entonces presidente de México Adolfo López Mateos sus restos descansan ya en la Rotonda de Hombres Ilustres del Panteón de Dolores. Allí yace la yautepequense Virginia Fábregas, entre las tumbas del tribuno Jesús Urueta y del gran jurisconsulto Ignacio L. Vallarta. Y hasta el próximo lunes.
