Hay cosas, mis queridos lectores, que me cuesta mucho trabajo entender. Me explico. Hay gobernadores, que bajo sus mandatos se ocupan de hacer extraordinarias obras de difusión de la cultura de Morelos que saliendo ellos del gobierno, quedan en el olvido. Comenzaré por citar en esta ocasión sólo dos libros de los varios que se han publicado, uno en tiempos de don Antonio Riva Palacio López: “Encuentros con Morelos”, en el que participaron el Dr. José Arturo Oliveros Morales que fue un excelente arqueólogo e investigador del INAH Morelos en el tema de Chalcatzingo, zona que como recordarán fue dada a conocer a la luz pública por la arqueóloga Eulalia Guzmán en 1934 después de una tromba que dejó al descubierto el relieve conocido por los lugareños como El Rey.
Estudios posteriores señalan esos vestigios desde los 3,000 años antes de nuestra era y es que el lugar muy cerca de Cuautla, posee unos magníficos y enormes petroglifos y se le relaciona en cuanto al paisaje de sus cerros con los también cerros sagrados de Tepoztlán. Pese a que el lugar ha sido trabajado durante más de ocho décadas, Chalcatzingo guarda aún secretos. Doña Eulalia Guzmán cuando era directora de Arqueología del Museo Nacional durante un largo viaje de investigación que realizó por la zona oriente de Morelos dio con ellos. Y a pesar de su importancia, Chalcatzingo es de las zonas menos conocidas de la República Mexicana tal vez por ello este lugar guarda una hechizante magnificencia, una de las versiones de su nombre, dice: Chalcatzingo: “El lugar de agua sagrada”. El mini folleto que regalaba uno de los custodios en la taquilla del INAH muestra un croquis explicativo donde sobresalen los bloques: Plaza Central, una preciosa estructura Piramidal Circular con Escalinatas, Juego de Pelota, un Altar Olmeca, Estela de la Reina y del Cazador, entre otros lugares, pero destaco el de la Creación del Hombre, El Linaje de los gobernantes, Animales Míticos y el Dador del Agua.
En el Monumento El Rey, hay una escena interpretada como el ritual de Propiciación de la Lluvia que se efectuaba en torno a una cueva. Ojo con las cuevas, son interesantísimas para estudiar las culturas prehispánicas. En el Altar Olmeca con forma de U, en la fachada principal hay la representación de las fauces del mostruo de la tierra. Y me paso a detallar otro magnífico libro publicado éste, durante el período de don Jorge Carrillo Olea. Me refiero entre varios más, a “La Acrópolis de Xochicalco”, obra en la que participaron los notables arqueólogos Silvia Garza Tarazona, Norberto González Crespo, el también notable historiador Miguel León Portilla, mi maestro en la UNAM y Javier Wimer Zambrano, un genio, calificado por quienes lo conocieron, que sobre todas las cosas amaba los libros, entre otras cualidades, todos ellos acompañados por otros notables investigadores en el tema como Arnold Lebeuf, éste con varios doctorados en distintas universidades y profesor de Arqueología y Astronomía Cultural y de Historia de las Religiones en la Universidad de Polonia.
Con unas imágenes y fotografías en sus más de 400 páginas, increíbles, de verdad y es que la Zona Arqueológica de Xochicalco, orgullosamente no solo de Morelos sino de todo el país, es una de las ciudades del México Antiguo con más antecedentes astronómicos porque está construida con una alienación basada en el cosmos. Ahí se ha encontrado evidencia de que en el lugar se practicó intensamente la astronomía hasta antes de 900 d.C. Los arquitectos prehispánicos convirtieron al cerro Xochicalco en una pirámide de dimensiones geológicas.
Allí en la pirámide de la serpiente emplumada, grabado quedó el ajuste del tiempo que sabios de toda Mesoamérica dieron a conocer en el lugar. ¿Y qué que ha pasado con tan precioso y trascendente libro? Nada. ¿Saben porqué? Porque los subsiguientes gobernadores en un gran acto de antropofagia política cuando llegan al poder ordenan guardan en las bodegas oficiales los sobrantes de tan maravillosos libros para no hacerle publicidad al anterior. Eso se debía de prohibir y en un gran acto de madurez, volverse a re editar las obras que valgan la pena. Ya sin fotos oficiales de la época. Por eso hoy, traigo a colación tan sólo dos de los libros que se han publicado, pero hay muchos más que esperan ser rescatados.
Y hasta el próximo lunes.