Los Ramírez Castañeda es una familia de artistas populares integrada por Martín, Miriam y Regina. Viven en el poblado de Xoxocotla y desde la década de los noventa se han dedicado a la cartonería tradicional para enaltecer la cultura mexicana, perfeccionando su técnica de manera constante y consolidándose como pioneros en abrir brecha para esta tradición en Morelos.
Pese a que ni Martín ni Miriam provienen de familias de artistas populares, su vena artística, talento y formación profesional les han dado la oportunidad de desarrollarse en esta técnica de arte popular. Martín estudió pintura en el Instituto Regional de Bellas Artes (IRBAC) y Miriam la carrera de Diseño Gráfico en una universidad de Morelos; su pasión por las artes y gran creatividad les dieron la pauta para incursionar en la cartonería.
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"A finales de los noventa en Morelos no había artesanos que se dedicaran a esta tradición, excepto algunos talleres de pirotecnia. Realmente nos llamó la atención el uso del papel y el cartón, aparte de que conocíamos un poco de la cartonería como expresión popular y decidimos incursionar en esta rama artesanal. No somos de familia artesana y fue un poco difícil el aprendizaje porque no teníamos a la mano talleres o compañeros que nos enseñaran, pero fuimos experimentando poco a poco hasta realmente enamorarnos del engrudo y el cartón", expresó Martín.
Sin tener conocimiento alguno, en 1994 realizaron sus primeras piezas, que fueron tres alebrijes gigantes para una galería, lo cual significó un reto importante para ellos.
"Nos aventamos sin saber ni tener la visión de en qué nos estábamos metiendo; sin embargo, hicimos tres figuras grandes como de tres metros, que representó un reto muy grande, pero a su vez un aprendizaje porque nos dimos cuenta de que esto no era tan fácil. Somos artistas de profesión y eso de cierta manera nos dio un apoyo para muchas cosas de la cuestión visual, pero respecto a la técnica no sabíamos nada. A partir de ahí empezamos a experimentar. La mayoría de lo que hemos hecho ha sido de manera autodidacta", comentó Miriam.
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Los Ramírez Castañeda mencionan que nunca pensaron en todo lo que podrían desarrollar y lograr dentro de esta rama, hasta ahora que lo ven en retrospectiva.
“Siempre tenemos presentes esas primeras piezas, el reto que fue hacerlas, los errores que cometimos en el proceso, los aciertos y demostrar que podíamos hacer algo en este camino que, aunque no veníamos de una familia de artistas populares, esta expresión no estaba agotada y tiene mucho que mostrar todavía porque sigue siendo un gran ejemplo de la identidad mexicana. Nos sentimos satisfechos con nuestra labor”, dijo Martín.
En 1997 impartieron talleres infantiles de verano para el Instituto de Cultura y ahí descubrieron el gusto por esta técnica, al grado de comenzar a hacer piezas de cartonería como pasatiempo, pero fue hasta el año 2000 cuando decidieron dedicarse al cien por ciento a esta labor.
“Lo principal ha sido que a lo largo de estos años hemos desarrollado nuestras propias técnicas. El proceso que nosotros llevamos a cabo es nuestro, con el tiempo nos dimos cuenta que muchos talleres hacen cosas similares a nosotros, pero lo más importante es que cada taller le imprime una cuestión muy propia, y eso no quiere decir que nosotros tengamos la verdad, cada quien tiene la suya; lo que nos ha ayudado mucho es que hemos sido muy perfeccionistas y siempre estamos viendo cómo mejorar nuestras piezas”, detalló Miriam.
Asimismo, destacó que en su exposición “25 años de sueños y creación popular”, que se exhibió entre 2022 y 2023 en el Museo Morelense de Arte Popular (MMAPO), se dieron cuenta del proceso que han tenido a lo largo del tiempo, y ver piezas de 2001 y 2003 fue un momento de reflexión propio, sobre los problemas a los que se han enfrentado y que han resuelto de la mejor manera.
Los Ramírez Castañeda se han enfocado especialmente en la imaginería mexicana al momento de crear sus piezas al realizar muñecas de Sololoy, sirenas, diablos, Judas, vírgenes y por supuesto calaveras.
“Cualquier idea la hemos llevado a cabo, y en especial toda la imaginería mexicana porque para nosotros es muy importante seguir distinguiendo nuestras tradiciones y la iconografía”, dijo Martín.
Durante la época del Día de Muertos, entre las piezas más solicitadas están la calaveras y figuras relacionadas a esta festividad, por lo que comienzan a trabajar en ella desde meses previos.
“A lo largo de los años ha sido lo que el mercado nos ha impuesto, sí tenemos mucho la hechura de las calaveras, pero todo el año, no sólo en esta época, ha sido como la coyuntura, una explosión de la calavera porque a todos le gustan”, mencionó Miriam.
Igualmente en estas fechas los perritos, gatitos y xolos tienen mucha demanda, pues enmarcan perfectamente la tradición de Día de Muertos en nuestro país.
“A últimas fechas han llegado a México otro tipo de expresiones, que se insertan en la temporada de muertos, de pronto nos piden piezas de la película ‘Coco’, por ejemplo, y nos negamos rotundamente porque en México tenemos una tradición vasta para no dejar de hacerla; en ese sentido, tenemos un poquito esa idea de afrontar ese embate que muchas veces existe ante otro tipo de expresiones”, comentó Martín.
Respecto a la tradición de la cartonería, mencionó que tiene un principio, los materiales con los que se hace son el engrudo y el cartón, algo que tenemos en todos lados, porque son productos reciclables.
“Así se desarrolló durante mucho tiempo, y de unos años para acá los artistas populares han llegado a un grado de maestría que las piezas se desarrollan de otra manera con elementos plásticos más detallados, con iconografías tomadas del entorno, la misma hechura de las piezas se ha desarrollado bastante, entonces le ha dado una cuestión de actualidad y eso ha mantenido viva la cartonería en estos tiempos donde prevalece lo plástico. Como artistas tenemos la obligación se seguir creando nuevas técnicas e impulsar procesos que hagan que nuestros productos no sean tan elevados en precios; y esa es otra disyuntiva porque se piensa que, porque es cartón o papel, las piezas deben ser muy baratas, y en realidad todo el trabajo y profesionalización de los artesanos debe ser valorado en ese sentido”, compartió Martín.
Regina Ramírez Castañeda creció entre esta interesante labor de sus padres, involucrándose en la cartonería desde muy temprana edad; sin embargo, comenzó a trabajar de manera formal con ellos hasta los 15 años. Posteriormente estudió la carrera de Arte y Diseño en la UNAM, y con su creatividad y conocimientos ha venido a complementar e incluso ponerles nuevos retos a sus padres en esta interesante labor artística.
“Nos sentimos muy orgullosos de que esta labor seguirá por una generación más con la incorporación de Regina, quien lleva su propio camino, aunque siempre ha estado ahí, al principio usaba las piezas como juguetes, ahora sigue jugando con ellas en una interpretación plástica, y no está sujeta a lo que nosotros digamos, pero nos sentimos muy afortunados de que ella forme parte de la cartonería de Los Ramírez Castañeda”, mencionó Martín.
A lo largo de casi 30 años de trayectoria, Los Ramírez Castañeda han llevado su trabajo artístico por diversas partes del mundo, poniendo en alto el nombre y talento de Morelos, con sus fascinantes obras, que forman parte de importantes colecciones privadas en diversos países, además de que han sido expuestas en diferentes museos de Morelos, otros estados de la República Mexicana y Estados Unidos.
“Este ha sido un camino largo en el sentido de que nos ha llevado más de la mitad de nuestra vida, pero también muy satisfactorio porque lo que hacemos afortunadamente gusta mucho y eso nos llena de orgullo y motiva a seguir”, compartió Miriam.
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Actualmente continúan la labor de llevar por todo Morelos su exposición “La otra vida en Tamoanchán”, muestra de calacas con que representan los distintos oficios morelenses. Se ha presentado en Cuernavaca, Zacatepec, Tepoztlán, Coatlán del Río y próximamente en Puente de Ixtla.
“En esta exposición, en cada municipio donde se presenta, incluimos nuevas piezas de acuerdo con la tradición de cada lugar”, dijo Martín.
Entre sus próximos planes está publicar su primer Manual de cartonería, así como realizar dos exhibiciones de arte en cartonería con otras temáticas. Además de que han sido invitados a ilustrar un nuevo libro de Patricia Jiménez Pons, donde narra las memorias de las calacas, lo que será un importante testimonio de su trabajo.
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