Enorme fue la huella que nos dejaron en la Tallera durante el Conversatorio de las Escritoras y Poetas Indómitas en el marco de los 16 días en contra de la violencia hacia las Mujeres, este pasado mes de diciembre del 2019.
Alma Karla Sandoval, Xochiquetzal Salazar, Elena de Hoyos y Denisse Buendía, exhalaban sus clamores cubriendo todas las tonalidades de luces y de sombras con las historias e invocaciones femeninas. Algunas, hasta con hilarantes ironías.
Con ellas estaba la también escritora y poeta indómita Marina Ruiz, Mimina. Una de las feministas más emancipadas que he conocido en Morelos. Mientras ella nos leía sus poesías "incómodas" con gran maestría, dibujaba en nuestras mentes temas como el aborto y la violación con ese histrionismo poético que levanta tremendos remolinos en las entrañas. Sus temas no son fáciles y se ha encontrado, como muchas artistas de vanguardia, con una respuesta poco receptiva. Pero ella, es así, para nuestra gran fortuna, como una enorme luz que ilumina las oscuridades de los caminos.
La poesía de Ilahí (otro de sus nombres) se entreteje con la Tierra, esparciéndose entre los insectos que cantan con las barrancas y con toda esa emocionante vegetación morelense que sacude los sentidos. Ella escribe desde niña. Escribía historias de perritos y ahora escribe acerca que los animales le dicen cosas que no pueden traducirse en palabras, que los animales le hablan y la saludan. Por ejemplo, que una mantis religiosa se aparece por las noches en su habitación y realiza su danza desde la lámpara, sus sombras la engrandecen y ella vela su sueño y cada vez que despierta entre la bruma, la descubre mirándola desde arriba, la cabeza volteada, sus ojos sus ojos estereoscopios.
Marina hace honor a su nombre y piensa mudarse al mar. "Pienso mudarme al mar, abrir mi cuerpo como un ave y zambullirme, sin más, en la desnudez de las aguas. Acariciar los cuerpos que habitan impasibles en el fondo. Hacer rodar la arena en un movimiento pausado, pero constante. Pienso ser acariciada por el viento y las aguas, acariciar los cuerpos que habitan impasibles en el fondo. Pienso ser acariciada por el viento y las aguas. Elaborar un combate cíclico que pule la piel con las caricias. Mi piel libre se esparcirá en todos los cuerpos que sin pudor existen sobre la arena"… (continúa).
Estoy segura que si Gustave Coubert volviera a nacer, la buscaría por estas tierras, estas barrancas y ese mar para pintarla porque Marina encuentra en la desnudez esa fuerte honestidad en donde ropa es solo un disfraz. Y todo esto porque Marina es también performancera, además de poeta, y editora. Rodeada desde niña de pintura y libros, me cuenta que había en la sala del comedor un desnudo pintado por su abuelo en la escuela de San Carlos. Siempre se sintió identificada con este cuadro. "Mostrarlo todo, que nada quede por decir, es una ficción descomunal que me enloquece"
Marina se fue un día a la Ciudad de México para estudiar filosofía. Con el tiempo se encontró con las Poetas del Megáfono; nueve chicas que conformaron la colectiva y se veían en el CICAM de la colonia Roma en el antiguo Centro Cultura Casa de Mora, actualmente cine Tonalá. También se unió al encuentro de las "Mujeres poetas en el país de las nubes" que organizaba Emilio Fuego. Estos encuentros tienen todavía un lugar muy destacado nacional e internacionalmente con las autoras más representativas de las poesía contemporánea.
Mimina escribe narra, siente y vibra. "un torbellino de besos, nos pusimos a enhebrarlos entres los pliegues de mi falda, se lucen trémulas averías del infinito, gritan con su sonido trompeta-aire enardecido-trueno que busca aliento, saboreamos noches que no se desgastan en lo imperecedero pero mueren se encuentran tiernamente en la risa…
La autoedición ha sido una manera de reproducirse y se le ha dado el arte de hacer libros. Todo ha sido aprendizaje. Así se une a la Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra, conformada por mujeres internas del CERESO Femenil de Atlacholoaya, Morelos y mujeres al exterior, coordinado principalmente Aída Hernández y por Elena de Hoyos, en donde se creó un proyecto editorial con la idea de dignificar a las mujeres en reclusión a través de sus escritos. Este proceso de acompañamiento se inició en el 2007 cuando Elena de Hoyos realizó el primer taller al interior del área femenil del Cereso Morelos: “Mujer, escribir cambia tu vida”, un taller de escritura con perspectiva de género que Elena transformó de acuerdo a su forma de ver la vida, apoyada por el Instituto de Cultura de Morelos. Este proyecto creció y, hoy en día, las participantes no solo dan sus propios talleres y escriben sus propios libros, sino que se han apropiado del proceso editorial diseñando y empastando sus publicaciones.
Marina atravesó por un proceso de artritis debido a una depresión muy grande y un duelo sin resolver, sin darse cuenta lo que le estaba pasando en todo el cuerpo. Es verdad que a veces una no quiere ver las cosas y, el cuerpo te las muestra. "O lo ves, o lo ves". Me dice. Este proceso fue muy largo y de mucha investigación para ella, con su propio cuerpo, en búsqueda de alternativas a diferentes niveles de la medicina como una invocación curativa, aunado a la escritura como proceso de sanación. Escribiendo lo que le estaba pasando, llegó a la conclusión de que las mujeres tenemos muchas enfermedades de las que nunca se hablan. Sobre todo, las mujeres que tienen artritis, en donde la infelicidad es una de las causas principales. También hizo una investigación de cómo combatir la inflamación dándose cuenta que era a través de la producción de endorfinas (un anti inflamatorio natural) que el mismo cuerpo genera. (ahora las feministas dicen: la cuerpa. ¿Y, cómo lograrlo? Pues a través del sexo, masturbándose, saliendo a pasear, escribiendo, bailando, viajando. Todo este conjunto de actividades ha sido su auto terapia, haciendo cosas todos los días que le causen gozo, cosas que la hagan sentir plena, que hagan que todo su ser vibre de emoción y le den alegría en el aquí y en el ahora. Aunque a veces sea tan difícil lograrlo.
Marina dice no ser bailarina y que no entiende cómo no tomó clases de danza desde pequeña, pero ahora toma clase de danza butoh y otro tipo de danzas navegando por diferentes técnicas para encontrar con cuáles se siente a gusto para expresarse y para poder detonar esos procesos profundos de comunicación desde adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro con la gente con la que comparte momentos escénicos y performáticos que son esenciales para ella y, en ese entorno, le pide a sus compañeros que la ayuden a sanar.
Así desarrolló un performance poético que hace sobre la enfermedad, con poesía, desnudo, teatro de sombras y toda honestidad. El performance se llama Pájara de Cúrcuma. Lo ha presentado en el cine Morelos, en el Jardín Borda, en el Teatro Ocampo, en la casa del Lago, en el Festival Cervantino del 2015 y en diferentes lugares a través del tiempo. Porque de nuevo, la escritura, el desnudo y la poesía han sido sus herramientas para curarse, haciendo un viaje al encuentro con ella misma, un viaje siempre curativo que la ha ayudado a descubrirse, descubriendo sus malos hábitos. "El feminismo empieza tocándose, descubriéndose a una misma"
Este es el link de una de sus presentaciones:
Mimina también es autora, editora y directora de Astrolabio Editorial. Bien vale la pena meterse a la página que dejo al final para descubrir el extenso catálogo de las diferentes escritoras que han publicado. Leerlas, apoyarlas, disfrutarlas y entenderlas, hoy más que nunca.
Además de ser licenciada en filosofía de la UNAM, también es maestra en producción editorial en la UAEM. Jefa de Editorial del Instituto de Investigación de Humanidades y Ciencias Sociales de la UAEM. Ha participado en diferentes Ferias del Libro en Morelos y CDMX.
Su apolínea poesía la podemos encontrar también en Youtube, bajo su nombre. Ella es, como ella misma se nombra, una mujer de aguacero, alebrestada por el mar hembra-vecido. Basta con leerla para comprenderlo.