Las historias se cuentan pintando, al menos en Atlatlahucan, donde surgió el colectivo Sueños Enlatados, que, a través de 90 murales, ha llenado de color las calles del municipio. Este proyecto ha ayudado cada vez a más jóvenes a desarrollar nuevas habilidades e incluso evitar que caigan en situaciones de vandalismo.
Hace 20 años este grupo de jóvenes tuvo un sueño en común: llevar el arte urbano a un nivel más alto involucrado a la sociedad, las costumbres y la cultura de la localidad y así generar un sitio más seguro para todos. Actualmente está conformado por 10 jóvenes de los 28 a los 35 años, quienes expresan su sentir a través de murales que engalanan las calles del municipio.
Miguel Ángel Villalobos, “Dareos”, integrante del colectivo, explicó que a través de este proyecto ha ayudado a disminuir el vandalismo en el municipio incluso hay compañeros que han logrado desarrollar sus habilidades. “Comenzamos a dar talleres; han llegado muchos jóvenes que quieren aprender a pintar. Conocimos a un chico que sólo rayaba en sus cuadernos, con nosotros descubrió que tiene una muy buena habilidad para el dibujo y ahora se dedica a crear diseños para los trajes de chinelo; queremos continuar con los talleres y, de ser posible, hacerlos más grandes”.
Nosotros queremos llenar de color nuestro municipio, que la gente sepa nuestras historias y tradiciones a través de un dibujo, porque nosotros sabemos que un dibujo bien hecho puede contar muchas historias
Miguel Ángel Villalobos, “Dareos”, integrante del colectivo
Un mural no es cosa fácil
Los murales de Atlatlahucan han cobrado mayor fuerza en la actualidad, pues cada vez son más personas las que piden tenerlos en los muros de sus casas. Hasta ahí llegan los turistas para fotografiarse en ellos.
Aproximadamente existen 90 murales; todos hablan de temas diferentes que van desde rostros de personas conocidas del municipio, naturaleza, religión, costumbres e historia del municipio hasta temas más actuales como el coronavirus.
Todos los murales destacan por su acabado y los detalles del mismo, sin embargo, no son cosa fácil de hacer.
Para hacer un mural primero se debe de conseguir la autorización del dueño de la barda, luego se analizan las condiciones de la misma y se hace un bosquejo digital y a mano sobre el diseño a plasmar para que sea autorizado por el dueño de la barda. Con el diseño listo se comienza a trabajar en preparar la barda para poder comenzar a dibujar sobre la misma y continuar con el rellenado, en este último proceso se tardan más de dos días, todo depende del tamaño de la barda. Los murales de personas son más tardados por el detalle que debe llevar el rostro.
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