¿Por qué este Gobierno es totalmente indiferente al movimiento feminista?

Sororidad

Reicelda Oxilia

  · jueves 11 de junio de 2020

Yo era muy joven cuando conocí al obispo mexicano don Raúl Vera. Desde luego que sabía muy poco del mundo de la política y, además, tenía cero nexos con la iglesia, desde entonces. Así que no le di ninguna importancia a ese encuentro que más bien consideré solamente casual gracias a la invitación que me hizo mi querida amiga Mangie ese iluminado fin de semana. La personalidad del obispo resultó ser tan arrolladora que, con todo el escepticismo que yo traía a cuestas, no pude dejar de abrir los ojos ante toda esa atmósfera repleta de cánticos y rituales que presencié a mi alrededor en esos dos mágicos días.

Con los años descubrí que el obispo Raúl Vera pertenecía a una corriente llamada Teología de la Liberación. Para mí, era una nueva forma de ver a la religión porque una de sus principales ideas era la liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana y la necesidad de eliminar la explotación, la falta de oportunidades y las injusticias de este mundo. Este tema me llamó mucho la atención y entonces también entendí la labor de aquel obispo de Cuernavaca, don Sergio Mendez Arceo. Resulta difícil comprender que don Sergio Méndez Arceo fuera blanco de múltiples ataques por grupos de derecha como los fascistas católicos (tecos), los obispos tradicionales, los miembros del Opus Dei y empresarios sufriendo agresiones físicas e insultos públicos por parte del obispo de Puebla de los Ángeles de aquellos tiempos y después de su muerte, después de la muerte de don Sergio, el papa Juan Pablo II remplazó a 25 obispos por otros quienes revirtieron la mayor parte de su trabajo apostólico en los siguientes años. También entendí el papel del obispo don Samuel Ruiz en aquellos tiempos de principios del Zapatismo en Chiapas.

Pero, ¿por qué menciono todo esto? Aunque siendo agnóstica, no dejo de admirar a las personas inteligentes de este país como lo es Bernardo Barranco, quien tengo entendido siente una especial admiración por estos tres obispos que acabo de mencionar. Bernardo Barranco ha sido un gran promotor de las religiones a través de una solidaridad humana en sus programas de radio y televisión que tanto éxito han tenido a través de los años (mucho que escuchar y ver en Youtube).

Sin querer, uno de sus libros llegó a mis manos y del cual he querido mencionar algunas frases. Es uno que escribió conjuntamente con Roberto Blancarte: "AMLO y la religión. El Estado laico bajo amenaza".

Me parece que es muy importante leer estos libros para entender los pormenores de la religiosidad que ha envuelto a nuestro país y al continente mismo. En mi caso, como feminista, me queda claro el por qué de la total indiferencia hacia nuestro movimiento de este gobierno que se pensaba ser liberal y Juarista. Aquí, algunos párrafos de este libro:

"Desde antes de la campaña electoral de 2018, AMLO convirtió lo religioso en un activo político. Sus continuas incursiones a textos sagrados nos colocan ante un presidente convertido por momentos en un predicador".

"AMLO asume un discurso de restauración de una particular moral cristiana para restablecer así el tejido social dañado por diversos males sociales, incluido el divorcio, promovido, según él, por el neoliberalismo, al que sataniza regularmente".

"AMLO representa al tipo de político populista contemporáneo, como Donald Trump, Boris Johnson, Jair Bolsonaro o Matteo Salvini. Juega con el factor religioso para sus propios fines" (de ahí la estampita del "detente" y la biblia de Trump en medio de la marchas anti racismo).

"El partido PES está conformado por algunas iglesias pentecostales muy conservadoras. En 2016 el PES y la Confraternice estuvieron al frente de las marchas en contra de los matrimonios igualitarios pero rechazan ser conservadores y se dicen tan pueblo como la mayoría de los de Morena". (Obvio que nada quieren saber del feminismo, de ahí la indiferencia de nuestro gobernante y nada cambiará).

"Las creencias religiosas del presidente se han vuelto cuestión de Estado. Su actitud políticas y su acercamiento a algunas iglesias evangélicas nos obligan a preguntar. ¿En quién cree AMLO? En la tradición laicista de la política mexicana hasta hace poco las creencias de un alto funcionario público se allanaban en el ámbito de lo privado. Por un lado, se exalta el artículo 130 que formula la histórica separación entre las iglesias y el Estado y, por otro, de manera contradictoria propone proyectos colaborativos bajo la tutela del Estado para la reconstrucción del tejido social. La secretaria de Gobernación tiene una grave confusión".

"La relación entre AMLO y la iglesia católica históricamente ha sido ríspida, aún antes de la actual presidencia. AMLO no ha encontrado un eco contundente en el campo católico, terreno propicio para los actores panistas".

"Si a la iglesia católica hay que descubrirla por sus capas desiguales y su porosidad compleja, las iglesias evangélicas son aún más difíciles de analizar".

Bien dice el periodista Ricardo Rafael que la democracia es un asunto secular y no la renuncia al pensamiento critico, particularmente en un país estrictamente laico en donde los candidatos, desde hace ya un par de años, recurren a lo religioso para legitimarse. ¿Será que ya no hay valores políticos de dónde asirse? Los mexicanos, ante el gran deseo del cambio que solo querían acabar con la enorme corrupción, con la inseguridad, con la injusticia, votaron por lo que ahora se están encontrando como problemas todavía más exacerbados en este Gobierno.

Sobren y basten estas pocas frases del libro para darnos cuenta de la crisis en la que se encuentra nuestro país que pretende ser de un gobierno liberal pero que se comporta como el más conservador y patriarcal. Un Gobierno que pretende incorporar, preocupantemente, a las iglesias en los programas sociales. De ahí que se niega y se soslaya el grito desesperado de miles de mujeres que salieron a marchar el 8 de marzo de 2020.

Nuestro futuro político es incierto. El único contra peso que le veo es el tan mal entendido movimiento feminista que no deja de luchar por los derechos reproductivos de la mujer y luchar en contra de los femenicidios que aumentan ferozmente cada día.

Aunque nos tilden de "enemigas del proyecto", el Covid-19 sigue evidenciando la pobreza y la sobre población en nuestro país sin hablar de la crisis económica que se avecina, de los problemas que tendremos en el medio ambiente al no apostarle a una energía sustentable, entre muchos otros.

Que no sea la pandemia la que eche tierra de por medio a la manifestación multitudinaria del 8 de marzo. Ya vendrán las votaciones intermedias y tendremos que estudiar muy bien nuestro voto para no caer en la "otra" alternativa de ultra derecha.

¿Será que no podremos construir nuestras propias filosofías y dejar de depender de las plataformas de todos los partidos que todas apuntan a lo mismo?

Es todo un desafío.

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