Los cuautlenses pueden tener nociones básicas de las vidas de José María Morelos y Emiliano Zapata, héroes mexicanos que dejaron una parte significativa de sus luchas en esta tierra, pero seguro que la mayoría desconoce qué hicieron Juan Nepomuceno Frías, José Ernesto Perusquía Layseca y José María Truchuelo Ruiz, tres ilustres queretanos a quienes, nada más y nada menos, le debemos la existencia de la Constitución de 1917.
A través de una obra de teatro, la compañía queretana “Teatro Sol y Luna” difunde el legado de estos tres mexicanos y este fin de semana lo hizo por cuenta doble en el Foro del Andén del municipio de Cuautla, como parte del Circuito Nacional de Artes Escénicas en Espacios Independientes, un programa con el que la Secretaría de Cultura fomenta la reactivación económica de los centros culturales independientes tras la pandemia de la covid-19.
“Los ilustres personajes queretanos viajan a través del tiempo a la época actual y como si despertaran de un gran sueño –después del asombro de estar en otra realidad- van reconociendo sus vidas, su legado y los hechos más importantes cuando se firmó a Constitución”, dice la reseña de la obra, pero, desde luego, las presentaciones son mucho más que eso.
Con la presentación de la obra “Los tres del 17”, el Foro del Andén consiguió un lleno total, algo difícil de lograr si consideramos el escaso interés del público cuautlense en el teatro cultural, resultado siempre ajustado a las restricciones propias del periodo pandémico actual, que en Morelos se encuentra en la fase amarilla del semáforo epidémico.
Además de la compañía “Teatro Sol y Luna”, que se presentó este sábado por partida doble, el Foro del Andén también recibió este fin de semana al grupo de teatro de títeres “Granguiño Psicotrónico”, procedente de la Ciudad de México, con la obra con títeres “Instrucciones para sembrar un jardín”. Con títeres, sí, pero no necesariamente para el público.
“Natalia y Bruno reciben una visita inesperada: su hermano hasta entonces desconocido, Lucas, llega para quedarse a vivir con ellos como la familia que son, cumpliendo así la voluntad de la madre muerta”, dicta la reseña.
Con una narración compleja, el texto, de Itzel Lara, reta la capacidad de interpretación del espectador en todo momento, con cuestionamientos que acompañan al público incluso después de retirarse del foro.