El Gobierno de Morelos tiene una asignatura pendiente: la seguridad pública. Y en la entidad no es solo un tema de percepción ante los asaltos u homicidios dolosos registrados, sino también de estadísticas.
En los últimos días, municipios como Cuernavaca o Cuautla han sido testigos de acontecimientos violentos que han alterado la vida cotidiana de sus pobladores.
El estudio DISÍ (Denuncia, Inteligencia, Seguridad, Innovación) correspondiente al mes de febrero, del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, ubica a Morelos como el penúltimo lugar a nivel nacional en porcentaje de disminución en delitos de alto impacto.
El segundo mes de este año, en comparación con el mismo del 2020, registró apenas una reducción del 1%, mientras la Ciudad de México —la segunda más poblada de México— tuvo una baja del 29% y el país, en general, del 20%.
El reporte analiza el comportamiento de 14 delitos de alto impacto: secuestro, extorsión, robo a transportista, a casa habitación con y sin violencia, de vehículo con y sin violencia, homicidio doloso, robo en transporte público, lesiones dolosas por arma de fuego, violación simple, robo a negocio con violencia, feminicidio y robo a transeúnte en vía pública.
En el caso de Morelos, los delitos que presentaron incrementos fueron aquellos que causan afectaciones económicas a las víctimas, como el robo de vehículo automotor con violencia, que aumentó 22% en febrero 2021, el robo a negocio con violencia subió 28%, la extorsión 63% y la violación simple 9%.
Como ejemplo, este fin de semana, en la colonia Acapantzingo, de Cuernavaca, tres hombres armados ingresaron a un restaurante para despojar de las llaves de su auto a una mujer que estaba con su hija y escapar con el vehículo.
Otras tres personas ingresaron a robar en una tienda de conveniencia, ante lo cual el secretario de Seguridad Ciudadana de Cuernavaca, Francisco Calderón, consideró que se trató de delincuentes procedentes de otros estados.
Es importante resaltar que en materia de seguridad pública no importa la procedencia de los delincuentes, sino el sitio donde cometen el crimen. Las autoridades deben garantizar la tranquilidad de los pobladores, sin importar si los delincuentes son nativos.
En anteriores administraciones, en la CDMX era común que los encargos de la seguridad argumentaran que los criminales procedían de otras entidades o, en el caso de los homicidios, que utilizaran a la ciudad para dejar los cuerpos.
Para enfrentar el tema de la inseguridad, el gobierno de Claudia Sheinbaum comenzó por reconocer el problema, para de ahí generar estrategias de fortalecimiento de la denuncia e inteligencia policial en la prevención, persecución y sanción a los responsables.
Los resultados ahora están a la vista.
El gobierno de Cuauhtémoc Blanco tiene por delante un reto y una asignatura pendiente. Reconocer el problema, ubicar los puntos críticos, identificar a los generadores de violencia y crear estrategias interinstitucionales son tan solo algunos aspectos que podrían ayudar.
@guerrerochiprés