El Museo ex Convento de Tepoztlán ha retomado sus actividades, siguiendo con los protocolos de seguridad y salud. Este martes 12 de abril, se inaugurará en este recinto la exposición artística temporal “Colores del Chichinautzin” a cargo del movimiento artístico Tepoztequísimo, el cual está integrado por jóvenes artistas tepoztecos interesados en promover acciones en pro de Tepoztlán a través del arte.
“Como un museo de vocación comunitaria, lo que se ha tratado históricamente es poder incorporar muchas de las narrativas que en la localidad se dan en sus diferentes componentes, es decir, las diferentes comunidades, no sólo los que se reconocen como tepoztecos, sino con otras comunidades que se han ido afincando por varias décadas”, expresó Víctor García, director del Museo ex Convento de Tepoztlán.
Asimismo, comentó que esta exposición va hilvanando una serie de preocupaciones de un grupo de jóvenes que abordan preguntas circundantes a la noción de identidad, sobre todo esta lógica de identidad, de cómo adquiere varios sentidos y sus significantes que van variando entre ellos; trabajando desde la percepción que tienen de sí mismos como individuos.
“Surge la pregunta de ‘Quién soy’ respecto a un territorio y una historia en particular. Por lo que la exposición es una serie de propuestas de carácter plástico que están hilvanadas por este arraigo a un territorio, que se vuelve el aglutinante para fungir como testimonio de algunas preocupaciones que van vinculadas a lo ambiental, el conflicto de la misma identidad, el crecimiento poblacional que ha empujado a borrar o a amenazar esa lógica de la montaña de Tepoztlán”.
Es así como los artistas que forman parte de esta movimiento artístico, realizan un ejercicio de auto reflexión de las inquietudes que viven, y también son consientes de que en su sensibilidad hay una serie de atributos que los vuelven muy particulares como actores sociales y agentes que están todo el tiempo interactuando en este medio.
Los artistas que participan son Osvaldo Rivera Villamil, Gerardo Quiroz Flores, Sexto Moreno, Huitzili Ágata, Daniela Gar y Vladimir Ayala.
“Los artistas tejen un serie de obras al rededor de la montaña y eso les da ciertas cualidades, que les permiten además de diferenciarse en su territorio desde su ubicación, hablar de una composición socio demográfica de rasgos culturales; y a su vez se vuelve un rasgo cualitativo en lo que representan y en los materiales que utilizan en sus piezas que construyen una especie de narrativa que invita al visitante a sumarse como un testimonio. Y a partir de su trabajo, le quieren hablar a sus pares en sus propios términos y lenguaje artístico, y poner en términos materiales cuál es el efecto y los afectos derivados de pertenecer a un grupo y a una localidad, que no sólo es el discurso que habla si no el que ellos construyen”.
La exposición está integrada por obras en escultura, fotografía, dibujo, collage, proyecciones y dibujo en sala, realizada con carbones recuperados de los incendios, por lo que también destaca el hecho de hablar con los propios materiales.
“Es muy interesante que abordan esa preocupación por la depredación que sufre el ámbito natural y cómo ellos están proponiendo un acercamiento al lugar que habitan, y el sumarse al cuidado del mismo, porque son un grupo de jóvenes que incluso participan en diversas acciones en Tepoztlán. Algunos son egresados de la Licenciatura en Artes de la UAEM. Y sin duda, es una muestra de esta micro atención que se debe tener en Tepoztlán porque su orografía lo ha generado, es como una olla donde hay una ebullición de memoria, identidad, historia, nuevas prácticas y nuevas preocupaciones; la exposición básicamente es un testimonio de una parte de estas cosas que hoy están aconteciendo”.
A pesar de que la exposición habla de cosas muy locales de Tepoztlán, todo el público puede conectar con ella a través de las preguntas ¿quién soy? y ¿a dónde voy?, ya que se aborda especialmente el tema de la identidad.
Uno de los aspectos a destacar es la gestión que realiza el museo para darle la oportunidad a los jóvenes artistas de presentar sus obras en un recinto tan importante como lo es el Museo ex Convento de Tepoztlán.
“Es un museo histórico como monumento, pero a fin de cuentas la historia se sigue tejiendo, y algo muy importante es hacer que el museo sea una herramienta para la gente, no sólo un receptáculo de la memoria, del formato, de lo educativo o de lo informativo, sino que sea una herramienta que sirva para hablar de lo que es estar vivo hoy en día. Es un museo con vocación comunitaria, y es gracias a los grupos que hacen cosas y que buscan significar, lo que le da sentido a esta labor”.
El director del recinto enfatizó la importancia de reactivar el museo y de contar con el apoyo del público y los visitantes, ya que después del cierre por casi dos años en medio de la pandemia, es una labor titánica volver y retomar las actividades.
“El ejercicio de volver a activar una maquinaria que estuvo dormida por casi dos años, y recuprerar el ritmo ha sido de dificultad y doloroso por los cambios y habitos que se habian generado; aún hay nostalgia por lo que antes se tenía. Regresamos en una franca condición de precariedad más acentuada y tratar de seguir haciendo el trabajo que dignifique la vida en museos, es una tarea enorme, que justo la pandemia llego a dar un cambio}de encuadre, desde un ejercicio sofisticado a volverse casi social y político. Las insituciones tenemos una gran labor, pero sin duda, todo es gracias a los agentes y grupos que se congregan al rededor de ellas y les dan sentido para retomar las funciones sociales que se han perdido”.
La exposición “Colores del Chichinautzin” de Tepoztequísimo será inaugurada el martes 12 de abril a las 17:00 horas, y permanecerá abierta hasta el 12 de junio del presente año, y podrá visitarse de martes a sábado de 10:00 a 17:00 horas.
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