Traspasan las fronteras a través del arte con barro

Los Castillo han obtenido más de 200 reconocimientos

Edgar Ávila

  · miércoles 15 de agosto de 2018

Su máxima obra es el Árbol de la Vida / EFE

EFE. En la tierra de los indígenas mixtecos, una familia de artesanos mexicanos, que amasan el barro como la vida misma, trascendió en el tiempo y traspasó las fronteras con su arte.

La creación artesanal del Árbol de la Vida, su máxima escultura de barro esculpida y pintada a mano con una tradición ancestral, fue el inicio para que la familia Castillo Orta evolucionara en cráneos de fuego, catrinas, ángeles, demonios y una legión de personajes mundanos, de ultratumba y mitológicos apreciados en el extranjero.

Con la tierra misma mixteca de Puebla, las obras de barro policromado de Alfonso, el patriarca fallecido; Martha, y sus hijos Verónica, Poncho, Paty, Marco y Martha Angélica, llegaron al Museo de Louvre en París y han sido exhibidas en exposiciones de Alemania, Japón, España, Dinamarca, Brasil, Estados Unidos y, por supuesto, México.

Cada pieza lleva una parte de nosotros, llevan una parte de la historia, una parte de nuestro corazón

afirmó Soledad Martha Hernández de Castillo, el motor de esta familia que lleva en la sangre y el alma el barro de una nación.

Hasta ahora, suman más de 200 reconocimientos en su taller de Izúcar de Matamoros, una región de calores infernales hasta donde llegó el Premio Unesco de las Artesanías La Habana Cuba (1995), el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México (1996) y el Nea National Endowment For The Arts (2013), entre muchos más.

Las seis generaciones, en mesas ubicadas en el patio de la casa, aprendieron de manera autodidacta a amasar el barro cargado del pasado prehispánico, formar figurillas con una perfección única y dar vida con colores brillantes para ser colocados en árboles con hojas con esqueleto de barro cocido a fuego de milenios.

Su máxima obra, el “Árbol de la Vida”, en cuyos orígenes se representaban ciertos pasajes bíblicos, como la historia de Adán y Eva para evangelizar a los pueblos autóctonos, hoy son tan complejos como las tradiciones y la vida misma.

Es una cultura de hace muchos años. El colorido, las grecas, todo me parece una cosa increíble. La tradición de mi esposo viene de más de 200 años de parte de su familia Soledad Martha