Violencia homicida

Azucena Aldana

  · jueves 29 de octubre de 2020

“El homicidio es ahora la principal causa de muerte entre las personas de 15 a 44 años, y la cuarta más frecuente entre niños de 5 a 14 años”. Informe 2020 del Índice de Paz México.

Desde hace años las cifras de la violencia homicida son el resultado de un escenario que ha puesto al descubierto un Estado fallido e instituciones de seguridad plagadas por dos de los grandes malestares de nuestro país, la corrupción y el crimen organizado. Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Calderón, y Salvador Cienfuegos Zepeda, exsecretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Peña Nieto son el ejemplo de ello. Un golpe duro a la credibilidad y la confianza a nuestras instituciones, quienes constitucionalmente deberían garantizarnos “seguridad”, pero que su ineficaz actuación se ha traducido en abrumadoras cifras de homicidios, injusticias e impunidad.

"He decidido atender el llamado de la militancia de Sonora para buscar la gubernatura del estado”, fueron las palabras de Alfonso Durazo Montaño para anunciar su renuncia como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana tras la presentación de su último informe sobre incidencia delictiva en la conferencia matutina del Presidente López Obrador. Un informe que si bien representa una baja del 8.4% de homicidios dolosos en el mes de septiembre respecto al mes de agosto con 250 homicidios menos, la violencia contra las mujeres en cambio sigue siendo alarmante y aterradora, pues de enero a septiembre de 2020, las cifras son de 704 feminicidios y 2,150 víctimas mujeres de homicidio doloso. El mensaje es claro, la violencia no se contiene, sin embargo, asegurar los futuros electorales y políticos de los funcionarios públicos resulta más oportuno.

Hasta el día de hoy, la violencia homicida como los contagios por Covid-19 no cesa. Las cifras siguen siendo alarmantes, agotándose con ello la esperanza de un panorama alentador. Los caminos se vuelven insospechados y exigen cursos de acción que resulten verdaderamente proactivos para salir avante de una crisis con múltiples facetas. Enfrentar la inseguridad y la violencia homicida es un reto imperioso para los gobiernos, requiere esfuerzos extraordinarios, multidimensionales y sustanciales, pero sobre todo el derrocamiento de los flagelos de corrupción e impunidad en el ejercicio público.

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