Vivas Nos Queremos

Las mujeres, materia prima de la humanidad, están rebelándose en contra de los tratos milenarios de discriminación e inequidad

Reicelda Oxilia

  · lunes 18 de febrero de 2019

¿Cuál es el miedo de otorgarle a la mujer el libre albedrío? / Foto: Rocío Barrionuevo

-No se qué buscan las feministas esas si todo lo tienen -Se escuchó decir, de una manera muy lamentable, a una señora que se encontraba jugando con su nieta en la Plaza de Armas de Cuernavaca cuando llegó el contingente de la marcha “VIVAS NOS QUEREMOS” este sábado 16 de febrero de 2019.

Aunque si fue un buen número de personas, tendría que haber estado repleta la plaza apoyando a esta caravana con toda la indignación a modo de denuncia colectiva, pero este es uno de los problemas esenciales en nuestra sociedad tan escalonada y dividida; lo que es importante para unas y unos, no lo es para las otras y los otros.

Para empezar, tenemos que entender que la lucha primordial de esta marcha es la preservación de la vida de hombres, niños y mujeres, aunque las estadísticas nos demuestren que son en realidad las mujeres las que más corren peligro en manos de los hombres y son asesinadas de una manera bestial por el simple hecho de serlo; en una sociedad que tuviera un poco de dignidad, esto bastaría para paralizar todo un sistema, sin embargo, parecería ser que estos femenicidios siguen siendo tratados como delitos menores.

Las mujeres, materia prima de la humanidad, están rebelándose en contra de los tratos milenarios de discriminación e inequidad y, la filosofía de género, comparada con otras corrientes filosóficas, se ha convertido en una de las corriente con mayor presencia, en el mundo, a partir de los conceptos que se convierten, para muchos, en conceptos polémicos. De ahí que se quiere reorganizar este paradigma patriarcal impulsado, mayormente, por las mujeres desde la opresión que se ha perpetrado a través de la historia y, lo que más sorprende, es que no se logre visualizar como algo negativo a partir de este sistema. Es decir, hablar de la ideología de género, es cuestionar lo que muchos creen que es una rebelión injusta e irreal y dejar de pensar que este discurso está distorsionando una pseudo realidad natural para apropiarse de algo indebido. Nada más lejano a eso.

¿Cuál es el miedo de otorgarle a la mujer el libre albedrío? Sólo se quieren tener derechos de acuerdo a la propia singularidad femenina; no se pretende, en ninguno de los casos, una homologación masculina.

Tal vez ese “ira” masculina sea porque se está perdiendo el sustantivo “mujer” que plantea una derivación inexistente asociada al binario patriarcal. Está escrito en el diccionario que la palabra mujer proviene del latín mulier, que algunos textos relacionan con el adjetivo latino mollis, que significa "blando", raíz de la que también derivarían mullido y molusco. Según esta interpretación, la palabra Mujer, haría referencia a la “debilidad” atribuída al sexo femenino, aunque parece que está relación no tiene una base lingüística y se debe que más bien a prejuicios que arrastramos desde la época del imperio romano y está totalmente introyectado en las mentes de hombres y mujeres y que, para mala suerte de las mujeres, también está introyectado en los dirigentes en nuestro país, herederos del derecho romano. De ahí que muchos de nuestros gobernantes se atrevan a hacer comentarios tan desafortunadas alrededor del comportamiento de las “damas”. Qué alguien nos explique cuáles son las actividades propias de una dama y, mejor aún, cuáles son las actividades propias de un caballero en el siglo XXI.

Es claro que, a pesar de que la academia de la lengua también se resista a lo inminente, el idioma también está cambiando porque se está “leyendo” con perspectiva de género.

Basta de inventar excusas para seguir asesinando y sometiendo a las mujeres. Es un buen momento en nuestra historia para hablar de lo femenino ¿Qué se está jugando alrededor del rol de la mujer? ¿Perder el derecho sobre la producción humana? ¿A mayor población, mayores riquezas? Si las mujeres no son dueñas de su propio cuerpo en esta democracia liberal, son entonces ciudadanas de segunda, postuladas metafísicamente a partir de un embrión no nacido que se impone como razón de estado. ¿Cómo se puede salir de un rol en dónde la función de este sistema tiene un propósito celestial?

Es verdad que los varones también tienen limitaciones, pero no existe en ellos el dominio de su cuerpo. La hipocresía aparece cada vez que se asesina a una mujer con toda impunidad porque los que postulan la ley no actúan como debieran. En otros países también se postulan mandatos sobre el cuerpo de la mujer, la sociedad ferverosa aplaude y, por otro lado, mandan bombas a otros países para exterminar a niños, mujeres y adultos sin ninguna moral. ¿De qué se está hablando entonces?

Es entendible, de alguna manera, la reacción de los sectores conservadores. El cambio del pensamiento humano toma siglos y en cada cambio nos hemos visto envueltos, en cruentas batallas, pero no podemos dejar pasar por alto la tan anhelada visibilización femenina en este momento histórico. Por nosotras, por las que nos antecedieron y por las que vendrán:

VIVAS Y LIBRES NOS QUEREMOS.

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