Después de que los cicloviajeros del Recorrido Cuernavaca – Playa Ventura 2018, pasaran la primera noche con sabor a trópico en Tecoanapa, en el jardín de doña Maku donde se instalara el tercer campamento, los deportistas se despertaron y ya los aguardaba un rico desayuno que serviría para cargar combustible y así sortear los 95 kilómetros que los separaban rumbo a la meta final: Playa Ventura. Levantaban las tiendas de campaña y los equipajes de cada equipo para disponerse a partir.
El representante del Ayuntamiento de Tecoanapa daba le banderazo de salida; los ciclistas serían acompañados durante el trayecto por la policía del municipio; primeramente rumbo a Ayutla de los Libres, en un terreno semiplano con vegetación muy arbolada, la mañana todavía fresca y húmeda, invitaba a pedalear a buen ritmo, ya que el terreno en ese lugar es en su mayoría plano; así, después de 15 kilómetros llegarían a Ayutla, sitio en donde se ubica un puente por donde pasa un rio con enormes piedras que parecen esculturas.
Durante la rodada, continuaban por la carretera que culmina en Cruz Grande, a los lados de la misma destacan algunos campos de flor de Jamaica, que es uno de los cultivos de la región y le dan un tono rojizo al campo.
Al llegar al pequeño poblado de la Unión, el calor húmedo ya se sentía y el sudor también, pero a pesar del desgaste, la ilusión de por fin llegar a la playa era el mejor estímulo para seguir rodando.
No muy lejos, esta un puente de unos 150 metros de largo que cruza un río con poco caudal, luego el trayecto se llena de tramos sinuosos llenos de bajadas y subidas constantes; afortunadamente flanqueado por abundante vegetación, hasta llegar a Cruz Grande donde en un pequeño jardín, los ciclistas y sus apoyos se detenían a descansar un poco. Después de reponer fuerzas, cruzando el pueblo entraron hacia la carretera federal número 200; que es la que conduce a Puerto Escondido y Huatulco, Oaxaca, esta carretera es angosta para el flujo vehicular que tiene, así que hay que rodar con mucha precaución; el trayecto cuenta con pocos desniveles y pasa por varios puentes.
El sabor a costa ya se percibía 20 kilómetros adelante, llegaron al municipio de Copala y ahí los esperaba la policía municipal, misma que los abanderaría hasta el kilómetro 124, en el entronque a Playa Ventura.
Realizaron la parada de aglutinamiento, de rigor, y la foto obligada. Por fin, siete kilómetros los separan de la meta, que al rodarlos, se viven intensos.
Por fin un pequeño puente sobre un arroyo anuncia la entrada a Playa Ventura, ya se escuchan las olas del mar y el aroma de la brisa.
Los que hicieron el recorrido completo de 410 kilómetros sin subirse a la barredora, sienten la emoción del reto cumplido; tres días de sol, playa y mar serán el premio al esfuerzo. Para después, el 22 de diciembre retornar en las camionetas que antes los apoyaron con frutas, bebidas hidratantes y refrigerios; y en la apalpa donde se instala el campamento los pescados y mariscos frescos, con el sazón de la región son la recompensa.