Los 10 pedalistas sobrevivientes de la Ruta Chichimeca, entre los que se encuentran tres morelenses, culminaron en este inicio de semana la primera etapa del recorrido tras los primeros 25 días de un total de 75 donde acumularán 6 mil 500 kilómetros de norte a sur del país.
Ya sin la amenaza del huracán Genevieve que el fin de semana se degradó a ciclón postropical, los participantes de la ruta arribaron a la capital de Baja California Sur, donde pernoctaron y este martes por la noche zarpan en barco con destino al puerto de Mazatlán.
De los 22 participantes que comenzaron la travesía, más del 50 por ciento la abandonaron por diferentes circunstancias: económicas, compromisos laborales y en un solo caso, por accidente, como ocurrió con una de las tres mujeres que iniciaron en Tijuana.
La poblana Yuria sufrió una caída apenas en el tercer día para abandonar la ruta; las otras dos mujeres del grupo también salieron, de tal manera que los 10 que se mantienen en la demandante Ruta Chichimeca son del género masculino.
Dominan morelenses
El 30 por ciento del reducido contingente es morelense. En la ruta se mantienen Jorge Ornelas Lizardi de Cuautla, Duvan Jiménez de Oaxtepec, y Luciano Alvear Rodríguez de Tlaltizapán, este último el más novato al vivir apenas su primera experiencia.
El “Profe Chano” como le dicen, afirma en entrevista que sólo usaba la bicicleta para ir por el mandado pues su afición al pedaleo le nació apenas hace un año cuando en su casa fue anfitrión del contingente que participaba en la entonces sexta edición de la Ruta Chichimeca.
“Yo sólo iba por las tortillas en bicicleta hasta que hace un año me pidieron que los recibiera en mi casa; acepté, les di asilo por ese día y luego de tener esa grata convivencia me animé acompañarlos hasta Puerto Escondido, Oaxaca, por cinco días, y de ahí me nació entrar a participar en este año”.
Sin embargo, el profe Chano, maestro de Educación Física retirado a sus 63 años, estuvo a punto de abandonar en apenas la primera semana por problemas de salud.
“La primera semana fue pesada, me enfermé tanto que estuve a punto de tirar la toalla. En Cataviña Baja California, en los días 7 y 8, había anunciado mi retiro al líder de la ruta porque me sentía muy mal y ya no podía rodar al siguiente día.
Narró que desde dos días antes presentaba molestias por el frío y luego dolor estomacal, “tenía quebrado tomo mi cuerpo; esa noche no pude cenar, comí muy poco, fue cuando el compañero Ornelas me recetó una pastillita para el malestar, dormí y al siguiente que me disponía a retornar en el autobús, me sentí mejor y decidí continuar rodando y aquí estamos ya después de 25 días de la salida en Tijuana”.
Su intención como la del resto del grupo sobreviviente, será cumplir los 6 mil 500 kilómetros rodando hasta llegar a la capital de Quintana Roo.
“Es una primera experiencia y esperamos llegar hasta Chetumal, volveremos a pasar por Morelos como ocurrió hace un año, así está programado”.
Subir el espinazo del diablo, el gran reto
Con la llegada a La Paz, se culminó la primera de tres etapas de la prueba; los ciclistas han recorrido la primera tercera parte y este jueves iniciarán la segunda con salida desde Mazatlán, a donde llegarán la mañana de este miércoles por barco.
Descansarán en el puerto sinaloense para el viernes reanudar con el tramo Mazatlán-Palmito, con 111 kilómetros de recorrido, y al día siguiente tendrán uno de los trayectos más demandantes de toda la ruta: el paso en ascenso al llamado Espinazo del Diablo ubicado en un tramo de la Sierra Madre Occidental, siguiendo la ruta de El Palmito a El Salto en Durango.