[Especial] Morelos, cuna de dos grandes en la portería

Pablo Larios Iwazaki y Nacho Rodríguez Bahena se reencontraron en el Mundial de México 86

Óscar García

  · sábado 5 de octubre de 2019

Pablo Larios Iwazaki, una leyenda en el futbol nacional

Dos porteros morelenses e integrantes de la última época dorada del Zacatepec, formaron parte de la selección mexicana en el Mundial de México 86: Pablo Larios Iwazaki, acaecido este año e Ignacio Rodríguez Bahena.

Ambos arqueros nacieron en Zacatepec y curiosamente los dos en julio; Larios en 1960 y Nacho en 1956. Por sus logros dentro del terreno de juego, forman parte de la historia del futbol mexicano.

LARIOS SE CONVIERTE EN LEYENDA

El 31 de enero de este año el futbol mexicano falleció a una de las grandes figuras del futbol, el morelense Pablo Larios Iwazaki, quien a partir de ese momento se convirtió en leyenda.

Para muchos, Larios Iwazaki es el mejor arquero mexicano de todos los tiempos, así lo reconoció Jorge Campos Navarrete, el "Brody"; guardameta que también marcó época en el balompié nacional aprendiendo mucho de quien llamó su ídolo.

"Siempre le estaré agradecido por lo que me enseñó. Gracias a él la gente se acuerda mucho de mí. Creo que fui su obra maestra, por todo lo que me entrenó", redactó el acapulqueño en redes sociales el día de su muerte.

Entre lo aprendido por el "Brody", sin duda, fue ese estilo temerario que tenía Larios para jugar fuera del arco, que invitaba a los rivales a tratar de clarearlo desde larga distancia, resolviendo en la mayoría de las veces, con su gran elasticidad, lo que le dio la característica de un arquero volador, de gran salida por lo alto y de espectaculares atajadas.

Pablo Larios Iwazaki debutó el 20 de septiembre de 1980 en el futbol profesional con el club de la tierra que lo vio nacer, el Zacatepec; fue quien sustituyó en el arco a Nacho Rodríguez, con quien se toparía más adelante en la selección mexicana.

Bautizado como el arquero de la Selva, defendió el marco cañero hasta la temporada 83-84 cuando logró el ascenso a Primera División. En un hecho sin precedentes hasta la fecha, mientras militaba en la categoría de ascenso, recibió el llamado para formar parte de la Selección Mexicana y disputar el Mundial de México 86.

Para la 84-85 Larios formó parte del Cruz Azul, escuadra donde vivió grandes tardes pero sólo alcanzó dos subcampeonatos; en 1987 perdiendo la final contra Chivas y en 1989 frente al América.

El único título lo conseguiría militando en el Puebla, conjunto al que llegó en la temporada 89-90 y ese mismo año, logró cargar el trofeo tras derrotar en la final a los Leones Negros de la UdeG.

El siguiente torneo pasó a los Toros Neza donde fue subcampeón al perder la final frente a Chivas en el Torneo de Verano 1997, retirándose al año siguiente con el mismo equipo.

El Brody estará siempre agradecido por la enseñanza del arquero morelnse

NACHO SALE Y LLEGA LARIOS

Pablo Larios y Nacho Rodríguez tienen en común haber nacido y debutado en el Zacatepec, su paso por el Puebla y haber participado en el mismo mundial con el Tri.

Ignacio Rodríguez Bahena debutó con la escuadra cañera en la temporada 77-78, logrando el ascenso a la Primera División en ese año.

Nacho desde su infancia tuvo pasión por el futbol, sin embargo, en la etapa de la preparatoria e inicio de la universidad; las circunstancias lo llevaron a practicar más el basquetbol hasta que llegó a las fuerzas básicas del Zacatepec, en donde el destino le tenía preparado una carrera exitosa dentro del balompié.

Con la escuadra cañera se mantuvo hasta la temporada 81-82 después de haber participado con la selección mexicana en el Premundial de Honduras.

A su salida del equipo mucho tuvo que ver el propio Pablo Larios, quien se hizo de la titularidad en el arco del equipo morelense gracias a la concentración prolongada que tuvo Nacho con la selección mexicana.

En entrevista, Rodríguez Bahena explica que en ese entonces el equipo nacional inició una larga concentración de seis meses que incluyó varios partidos en centroamérica y sudamérica, por lo que en aquella primera vuelta del torneo, Larios recibió la oportunidad de convertirse en el titular de la puerta cañera.

Con grandes actuaciones, Pablo Larios se ganó la confianza del director técnico Carlos Turcato.

Nacho regresó a fiales de noviembre para tratar de cerrar la primera vuelta de aquella temporada, sin embargo, Turcato no le dio la oportunidad y cerró las últimas cuatro jornadas con la reserva del equipo morelense.

Al término de la primera vuelta se dio la apertura de registros y fue cuando Nacho optó por partir de Zacatepec al recibir la oferta de jugar con el Morelia, una escuadra que navegaba en la penúltima posición de la tabla, con riesgo a descender.

Pero con el morelense en el arco y con algunos otros refuerzos, Morelia no sólo salvó la categoría, sino que estuvo a un paso de entrar a la Liguilla.

Al término de la temporada, Zacatepec que tenía todavía los derechos del jugador, vendió su carta al Atlante, pese a que Nacho había ya apalabrado con Cruz Azul para jugar con este equipo por recomendación del DT Ignacio Trelles.

Con Atlante jugó seis temporadas para luego ser cedido a los Tigres, luego al Puebla y regresar a Tigres donde se retiró por una lesión en la rodilla en la temporada 93-94.

EL MUNDIAL SU MÁXIMO LOGRO

Como todo futbolista profesional, representar a tu país en un Mundial es el máximo logro al que aspiran.

Así lo comenta Nacho, quien no compara esa emoción con ningún otro momento de su trayectoria.

Narra que en el partido inaugural, al estar en la banca y escuchar el Himno Nacional "llegaron a mi mente los recuerdos cuando era joven (14 años) y por una enfermedad de mi padre, me vi en la necesidad de trabajar para ayudar en los gastos y abandonar la escuela por un año; era 1970 y se jugaba el primer mundial en México, una época donde vivíamos en Cuernavaca y no teníamos ni luz, veía el resumen de los partidos de ese mundial en la tv de un tío desde afuera de su casa y me imaginada lo padre que sería estar en la cancha en ese momento; el recuerdo vino a mi mente y los ojos se me llenaron de lágrimas", expresó Nacho.

LARIOS UN GRAN SER HUMANO

Por último, aseguró; que pese a su salida de Zacatepec por la llegada de Larios, nunca hubo rencor hacia él. Lo hubo pero hacia la directiva del equipo que lo trató con el sueldo más bajo del equipo, pese a ser seleccionado nacional y con el propio Turcato, quien cierto, le dio la oportunidad de debutar en el 77, pero en ese momento sentía que no le dio el respaldo como seleccionado.

A Pablo lo conocí todavía más como compañero por los dos años que estuvimos juntos en Puebla y en el ansiado Mundial; él incluso abogó por mí y por Olaf Heredia, el otro aquero de la selección, para que un patrocinador deportivo nos pagara también a nosotros por firmar él con ellos y eso habla mucho de lo que era como compañero y como persona.


Pablo Larios Iwazaki e Ignacio Rodríguez Bahena compartieron la emoción del Mundial México 86

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