En náhuatl, Chapulín (Chapolin) significa insecto que brinca como pelota.
Los Chapulines son más que simples insectos para varias culturas que habitaron el territorio mexicano, no solamente son alimento sino que también tenían un gran valor sagrado. Tanto, que por ejemplo los mexicas nombraron a un lugar “El Cerro del Chapulín”: Chapultepec.
Históricamente estos insectos también se han utilizado como alimento. Para mí, la palabra Chapulín significa: “itacate un sábado por la mañana en Tepoztlán”, ¡Delicioso!
Este alimento es muy alto en proteínas y de otros nutrientes muy importantes para nuestro organismo. Además, en el ecosistema también son alimento de muchos organismos desde otros insectos hasta reptiles, aves y mamíferos.
Los Chapulines, así como las Langostas y Grillos, forman parte del grupo Caelifera del que se estima existen unas 13 mil especies en el mundo y en México se han descrito 920.
Al ser insectos, tienen seis pares de patas. El par que está más lejos de la cabeza es mucho más largo que el resto, presentan alas y antenas (de manera general, si son Chapulines o Langostas serán cortas mientras que las de los Grillos serán largas). De hecho, con el vibrar las alas y las patas les encanta organizar orquestas sinfónicas que amenizan los jardines. Estos conciertos son principalmente encabezados por los machos que buscan pareja, pero también las hembras en algunas especies entran al coro.
Además, estos bichos se alimentan casi de todo, algunos se pueden alimentar de hongos, otros animales e incluso de heces, aunque la mayoría come plantas. Viven principalmente en zonas calurosas sobre la vegetación, pero hay especies que llegan a vivir en cuevas muy obscuras, húmedas y frías
.
Por esa misma facilidad que naturalmente tienen, y porque además les gusta vivir en grupos, estos bichos pueden convertirse en un problema para los cultivos, pero por eso mismo también el consumo de Chapulín puede ser una alternativa para su manejo y control.
Y entonces, ¿vamos a Tepoztlán por un itacate de Chapulín?