Hace unos días dimos la bienvenida a la primavera. Las infancias se disfrazaron de abejas y flores de colores y algunas personas con ideas new age, quién sabe de dónde, se vistieron de blanco para “recargar” energías en alguna pirámide.
En los centros de las ciudades las jacarandas se desbordan en flores y las bugambilias son más intensas que nunca. Pero infortunadamente la primavera no es como la pintan.
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Estaciones contrastantes
Desde que tengo memoria las cuatro estaciones en mi cabeza son sumamente contrastantes. Y Cuernavaca, la ciudad que habito desde pequeña, no me parecía similar a las imágenes de los libros.
No había nieve en invierno ni las hojas se caían de los árboles en otoño; el calor inicia desde febrero, pero lo que sí coincidía era la floración de muchos árboles, pero también tienen flores en otros meses... entonces, ¿dónde quedó la primavera?
Debido a la posición geográfica de México, sus características climáticas y a las particularidades de biodiversidad, únicamente hay dos estaciones bien marcadas: lluvias y secas.
La primavera en México cae en la época más seca, y si bien vemos a algunos árboles florecer la gran mayoría de ellos no son mexicanos. Gran parte de nuestra flora nativa en Morelos luce brillante como el cobre, sin hojas y totalmente seca: Cazahuates, Cuajiotes, Tepehuajes, Huizaches adornan el paisaje desolado y que invita a un seguro golpe de calor.
En Cuernavaca mayo es el mes más caliente del año en promedio con unos 31°C. Es este mes empiezan las lluvias y las especies nativas reaccionan de inmediato a la abundancia de agua y reverdecen.
Nuestra primavera es contrastante a la que se vive en otros países y es debido a la fenología de las plantas nativas, que es cómo responden las especies a los cambios del entorno según su ciclo.
Estas características han evolucionado a lo largo de muchos años, pues las que han sido más aptas precisamente son las que logran “burlar” estos meses de intenso calor y rayos de sol al ser, por ejemplo, caducifolias y guardar energías para cuando la lluvia llegue. Por ahora, disfrutemos de la falsa primavera que nos dan los árboles que vienen de otros países, pero no olvidemos la belleza de la estación seca de nuestros ecosistemas nativos.
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