Discriminación, marginación social y estigma dañan a las personas con trastorno afectivo bipolar, la misma situación enfrentan las trabajadoras del hogar, por lo que para ambos grupos sociales se estableció el 30 de marzo para su conmemoración a nivel mundial.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dicho padecimiento afecta aproximadamente al tres por ciento de la población en el orbe, se caracteriza por la alternancia de episodios maníacos y depresivos, así lo explicó el académico de la facultad de psicología de la UNAM, Samuel Acosta Galván.
Es controlable pero requiere medicación y tratamiento terapéutico por varios años, esto les permitirá a las personas ser funcionales, sentirse felices en su entorno y convivir de manera adecuada, agregó.
El Día Mundial del Trastorno Bipolar se conmemora el 30 de marzo -día del natalicio del pintor Vincent Van Gogh, quien fue diagnosticado con ese padecimiento-.
En los periodos de depresión las personas se muestran decaídas y pierden interés por lo laboral, escolar, familiar, social y sexual.
“Hay un deterioro generalizado y esto se extiende durante dos o tres años, de ahí la dificultad de diagnosticarlo. Luego, se pasa a estados de mucha agitación, donde pareciera que hay una confianza plena de la persona en que puede realizar cualquier actividad, sin encontrar dificultades”, detalla el doctorando del área de psicología y salud.
En el trastorno bipolar tipo uno hay mayor presencia de períodos maníacos; en el tipo dos has más lapsos depresivos. El diagnóstico suele darse entre los 15 a 25 años de edad.
Los psiquiatras pueden ayudar en el aspecto relacionado con medicamentos para estabilizar el estado de ánimo y los psicólogos mediante terapias conductuales que permitan a los pacientes encontrar formas de relacionarse con el mundo externo y desempeñar sus actividades cotidianas en la sociedad.
Sin embargo, la detección se dificulta, según el especialista, porque sigue existiendo estigma sobre las enfermedades mentales; además que afectan cuestiones culturales.
Gozan de derechos
En nuestro país, las trabajadoras del hogar tienen derechos laborales que deben cumplirse mediante la vigilancia legal de su trabajo y sanciones para los empleadores que incumplan obligaciones como su inscripción al IMSS, pago de aguinaldo y respeto a las horas de trabajo, considera Fiorella Mancini, doctora en sociología e investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Sin embargo, en nuestro país hay aproximadamente dos millones y medio de ellas; más de 95 por ciento carece de acceso a servicios de salud; 80 por ciento no tiene prestaciones laborales; 46 por ciento (casi la mitad) no recibe aguinaldo, vacaciones ni horario fijo; obtienen salarios bajos, tienen jornadas largas y sus condiciones laborales son profundamente precarias e informales.
Sumado a lo anterior, padecen discriminación, clasismo y marginación social, reconoce la socióloga, por lo que consideró que haya incentivos para que las patronas las inscriban en la seguridad social y sanciones en caso de que no lo hagan, así como una pensión para que puedan jubilarse y acceso al Infonavit.
Con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2018 del Inegi, 2.4 millones de personas son trabajador/as en el hogar de manera remunerada, prácticamente cinco por ciento de la población ocupada hoy en México; 95 por ciento son mujeres.
De ellas, 85.8 por ciento realizan tareas de limpieza en casas particulares, 8.2 son cuidadoras de personas y 5.0 por ciento lavanderas y/o planchadoras en particulares. Un tercio empezaron a laborar siendo niñas.
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