Las leyendas son aquellos relatos sobre distintos hechos humanos o sobrenaturales que se transmiten de generación en generación. Durante la celebración de Día de Muertos son muy populares las narraciones y representaciones de las principales leyendas que se han suscitado en la Ciudad de la Eterna Primavera y que son parte de la tradición oral. A continuación te presentamos algunas de las leyendas sobre muertos en Cuernavaca.
La pasajera desconocida
Esta historia, incluida en el libro Leyendas Mexicanas de Terror, de Sergio Gaspar Mosqueda, cuenta que un hombre llamado Juan Camilo Coronado se negaba a creer que los muertos deambulan por el mundo y visitan a los vivos de vez en cuando. Su hermano menor Rodolfo contaba que en una de las curvas más pronunciadas de la carretera México-Cuernavaca se aparecía una mujer, que incluso en una ocasión sin saber cómo pasó, se su subió a su tráiler.
Juan Camilo, decía que esas eran sólo supersticiones, y aunque su mamá, la señora Emiliana le decía que no pasara por esa carretera a la medianoche y que tuviera cuidado, él se mostraba incrédulo y decidió apostar con Rodolfo, adelantando su viaje a Cuernavaca para pasar por esa curva justamente a las 00:00 horas.
Con la apuesta fijada, Rodolfo le dijo que si veía a la mujer dejara que se subiera en la parte trasera y que no le hiciera plática, porque podría volverlo loco con su voz de ultratumba o su aliento fétido, que siguiera su camino y al salir de la curva, ésta se desvanecería. Que era importante, no vigilarla por el retrovisor porque eso podría enfurecerla, así como el hecho de no dejarla subir podría provocarle algún daño. Rodolfo le mostró una mordida que ese ser le hizo; aún así, Juan Camilo siguió incrédulo. Doña Emiliana le dio la bendición, y muy angustiada presentía que algo iba a pasar.
Para hacer tiempo, pasó a una fonda a tomar un café, mientras había dos hombres que hablaban sobre la misteriosa mujer; uno decía que es una niña, el otro que es una joven mujer y Juan Camilo preguntaba por una anciana. Ellos trataron de convencerlo de que no se fuera solo a esa hora, que los esperara para juntos pasar esa curva, él no hizo caso. En su camino, en punto de las 00:00 horas vio a una anciana vestida de negro, su cuerpo se heló y aceleró su paso, en algún momento pensó que nada había pasado, y que la mujer había quedado atrás, hasta que nuevamente la vio sobre el parabrisas, muy pálida y con la mirada clavada sobre él; cerró los ojos y al abrirlos sintió su presencia en el asiento de atrás.
Al día siguiente, una grúa sacó su auto desecho de una hondonada y el cuerpo sin vida de Juan Camilo con un rostro lleno de pánico y horror.
No se sabe con exactitud si la niña, la mujer y la anciana son varias manifestaciones de la misma persona, muerta ahí hace tiempo, o si se trata de diferentes espectros. De lo que sí estamos seguros es de que, cuando viaje por carretera muy de noche, debe tratar de ir siempre acompañado. Nunca se sabe qué puede aparecer ante nuestra vista.
La Dama de los Espejos en el panteón de La Leona
Esta leyenda es una de las más conocidas en la ciudad. En esta peculiar tumba de los espejos, ubicada en el panteón de La Leona, en la colonia Carolina, yacen los restos de Josefa Saldaña, una mujer muy bella que murió en 1938.
El cronista Carlos Lavín relató que conoció esa tumba porque estaba frente a la de su padre y la de su abuelo, y con el tiempo, la relacionó con la llamada Casa de los Espejos que estaba sobre la calle Guerrero número tres, en el centro de Cuernavaca, la cual conoció en los años setenta, pero convertida en una tienda de ropa típica y artesanías.
"Me enteré que en esa casa había una señora que pasaba todo el día viéndose en el espejo; su esposo relataba que se sentaba frente a los espejos a cepillarse su larga cabellera y a admirar su extraordinaria belleza. Por esa razón mandó a tapizar la casa con espejos sin dejar un sólo centímetro cubierto a excepción del piso", expresó Carlos Lavín.
La señora de la casa de los espejos tuvo una enfermedad terminal, sus días estaban contados y aun con la terrible noticia, ella seguía con su vanidad admirándose en los espejos y quería seguir haciéndolo después de morir, y le dijo a su esposo que le prometiera que la enterraría en una tumba llena de espejos en honor a su belleza.
"La mujer murió en 1938, y su esposo cumplió su promesa de enterrar sus restos en una tumba de espejos y ángeles ubicada en el panteón de La Leona, semejando una casa forrada de espejos y la cubrió con una techumbre de vidrio a dos aguas”, comentó.
Se cuenta que la Dama de los Espejos se aparecía en el Día de Muertos cuando los fieles difuntos regresan por las noches a convivir con su familia; se dice que salía del panteón y tomba un taxi, pedía que la llevaran a su casa en la calle Guerrero.
"Se dice que los taxistas no podían verla por los espejos, ella se bajaba del vehículo y le pedía al chofer que pasara a cobrar al otro día, ya que no traía dinero en ese momento o que su esposo saldría enseguida a pagar, pero él nunca salía. Entonces los chóferes se quedaban sorprendidos y llegaban al otro día para cobrar el servicio, el viudo ya de edad avanzada, salía y les preguntaba la descripción de la mujer, al escuchar lo que contaban les decía que la mujer que llevaron, hacía muchos años que había fallecido. Se cuenta también que muchos de los chóferes morían al poco tiempo, al saber que habían llevado a una muerta como pasajero".
Otra de las versiones que se cuenta al respecto, es que la mujer tomaba el taxi afuera de la que había sido su casa, y pedía que la llevaran al cementerio en de La Leona pero al llegar ahí, desaparecía repentinamente.
La Dama Blanca
Taxistas cuentan que han vivido una experiencia muy extraña, al tomar un servicio durante el turno nocturno en la colonia Antonio Barona en Cuernavaca. Quien sube al taxi es una mujer de aproximadamente 65 años y pide que la lleven hacia el Panteón de La Paz, ubicado en Chipitlán.
Durante el viaje, la mujer se muestra callada, desolada y con la mirada triste, por lo que el chofer piensa que su tristeza se debe a que va a un velorio o a visitar la tumba de algún familiar o amigo.
Sin embargo, al llegar al cementerio, la mujer se baja de auto y le dice al chofer que no trae dinero, que le dé unos minutos para que vaya por dinero y le pague. Aunque las puertas del panteón están cerradas, ella camina hacia la entrada y el conductor al volante ve cómo la mujer traspasa la reja para entrar, lo que les provoca una gran impresión y temor.
El Callejón del Diablo
El callejón de Caltenco, ubicado en la colonia Miraval y mejor conocido como El Callejón del Diablo, se dice que surgió a raíz de un suceso histórico, que dice que durante la conquista, Hernán Cortes cruzó este lugar montado en su caballo Rucio, mientras lo perseguían los guerreros tlahuicas.
La leyenda cuenta que el diablo lo ayudó y salvó su vida, ya que su corcel cruzó de un salto y sin problemas al otro lado de río, por lo cual, incrédulos los guerreros expresaron "saltó el diablo". A raíz de eso, la leyenda dice narra que Cortés mandó a construir un famoso puente de, que hoy es conocido como El callejón del diablo.
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