Aunque las fiestas decembrinas Navidad y Año Nuevo suponen momentos de celebración, convivencia familiar y abundancia, no todas las personas las perciben de esta manera. La “depresión navideña” se trata de un estado de ánimo prolongado de rechazo, nostalgia, soledad y tristeza respecto a estas fechas.
Las situaciones que pueden desencadenarla son la pérdida de un ser querido, pasar las festividades lejos de la familia, dificultades económicas, atravesar una ruptura amorosa, no cumplir las metas y propósitos anuales, estrés laboral, por mencionar algunas.
¿Cuál es su distinción con la depresión?
La depresión navideña o “blues de navidad” no está catalogada como un padecimiento clínico, su característica principal es que surge en la temporada invernal, como una respuesta negativa a las expectativas e ilusión sobre espacios de bienestar.
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Mientras que la depresión, según compartió Luis Hernández psicólogo clínico en Cuernavaca, es un trastorno de la salud mental que causa incapacidad no sólo en cuestiones físicas, sino también en la reacción a vivencias del ámbito personal, laboral, educativo, entre otros, y que no respeta edades, ya que puede presentarse desde la infancia hasta la adultez.
“La depresión siempre está presente, es decir, no hay una fecha del año específica en la que se trabaje desde las estadísticas, sin embargo, podemos identificar que según la cuestión cultural y sociedad se propician los momento de añoranza hacia las pérdidas o la autovaloración sobre lo que se hizo o no durante la vida”, explicó.
¿Cómo puedo enfrentarla?
Confrontar las pérdidas y la soledad es clave para asumir nuestros sentimientos y la situación que vivimos, aunque van de la mano con la depresión, entender que no son sinónimos es necesario para emprender acciones que ayuden a mejorar el estado de ánimo.
“La pérdida es algo que llega de forma inesperada y da un giro a los planes que se tenían, como un trabajo, una meta, una persona. Y la soledad sería el resultado de éstas pérdidas y del aislamiento que se da partir de ellas, y nunca es elegida como un camino”, comentó el especialista.
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Otro de los elementos para enfrentarla es el autocuidado mental y físico, se requiere analizar qué tipo de relaciones sociales tengo, amistades, relaciones amorosas y familiares; cuidar la alimentación; participar en actividades recreativas, artísticas y culturales; cuidar las rutinas y propiciar entornos saludables.
“Los entornos deben fomentar el autocuidado, ya que aquellos en los cuales se minimiza la depresión como algo que es pasajero y donde las personas tienen la voluntad de salir de ahí, y no es así, entorpecen el proceso para comunicar o pedir ayuda”, concluyó Luis Hernández.