El Día de los Elotes, más conocido como la tradicional "Tlashqueada" en Tepoztlán, se celebra el 28 de septiembre en honor a San Miguel Arcángel. La tradición consiste en que los miembros de la comunidad colocan cruces hechas de flor de pericón en las puertas de sus casas, negocios y locales, con la intención de bendecir y proteger estos espacios del mal. Al mismo tiempo, se festeja el Día de los Elotes. Este día, el pueblo mágico de Tepoztlán se convierte en el pueblo de los elotes.
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¿Cómo funciona el ritual de los elotes y la flor de pericón?
La siembra del maíz comienza en los primeros 15 días del mes de junio, para que esté lista a finales de septiembre. Por tradición, el 28 de septiembre se festeja el Día de los Elotes. Todas las familias se reúnen en su terreno de siembra o en sus casas para ofrecer elotes a los visitantes.
Se realiza la cosecha de los elotes, se prende la leña y, a fuego directo, se colocan los elotes para después ser consumidos al gusto con limón, sal, mayonesa y queso.. Pero antes de salir de casa o de comer elotes, se debe adornar la entrada del hogar con una flor de pericón. Las cruces de flor de pericón se colocan como protección contra el diablo. Según la creencia católica, este anda suelto el 29 de septiembre, Día de San Miguel Arcángel. Las creencias populares cuentan que, en la madrugada del 29 de septiembre, la puerta del infierno queda sin vigilantes, ya que San Miguel Arcángel es el guardián de esta y se le da un día de descanso por su santo.
El Día de los Elotes o la tradicional "Tlashqueada"
Los elotes de Tepoztlán son una delicia que no te puedes perder el día de la "Tlashqueada". Esta también es una fiesta en la que los habitantes de Tepoztlán agradecen las lluvias y la buena cosecha, ya que con los elotes preparan platillos deliciosos. Los tamales de elote son una tradición en este Pueblo Mágico; se hacen con masa de maíz tierno mezclada con el sabor dulce y jugoso del elote, y se envuelven en hojas de maíz.
Si estás planeando visitar Tepoztlán, te recomendamos explorar sus calles empedradas, visitar el Exconvento de la Natividad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y disfrutar de la comida local, como los itacates de maíz martajado y el mole tepoztec.