Doña Petra: 55 años vendiendo velas en el Mercadito de Tradiciones

A sus 80 años, Doña Petra Armenta lleva más de cinco décadas vendiendo velas en el Mercadito de Día de Muertos en Jojutla

Redacción / El Sol de Cuernavaca

  · sábado 26 de octubre de 2024

Doña Petra del brazo de una de sus hijas en el Mercado de Tradiciones de Jojutla. / Angelina Albarrán / El Sol de Cuernavaca

A sus 80 años, Doña Petra Armenta Antúnez no solo vende velas, sino que mantiene encendida una tradición que ha acompañado a Jojutla por más de medio siglo.

En su pequeño puesto, ubicado en el corazón del Mercadito de Tradiciones del Día de Muertos de Jojutla, donde el aroma de las velas se mezcla con el incienso y el copal, Doña Petra ofrece, como desde hace 55 años, las velas largas de cera de Campeche y parafina que han sido parte de las ofrendas en esta región año con año.

Doña Petra empezó desde muy joven, a los 15 años, cuando ayudaba a su padre en un negocio que hoy parece haberse fusionado con su propia esencia. Fue él quien la introdujo en el mundo de la cera, llevándola de la mano a conocer a los artesanos que fabricaban las velas que adornaban los altares de los difuntos.

A los 25 años, sin siquiera tener que pedirlo, los mismos artesanos confiaron en ella y le dieron el crédito para montar su propio puesto. Desde entonces, no ha fallado ni un solo año.

Mercado de tradiciones en Jojutla. / Angelina Albarrán / El Sol de Cuernavaca


"Mi padre empezó en el viejo mercado, donde ahora está el Jardín Ricardo Sánchez", recuerda con nostalgia mientras acomoda las velas en su mesa, esa misma mesa que ha sido testigo de generaciones de familias que año tras año vuelven para adquirir sus productos.

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Su historia, como las velas que vende, es una de resistencia y luz, que enciende recuerdos y conserva una tradición que, aunque se transforma, no se extingue.

Hoy, Doña Petra no está sola en esta tarea. Sus dos hijas, a pesar de ser profesionistas, no dudan en regresar cada año para ayudarla a montar el puesto.

Una es maestra, la otra enfermera, pero en estos días, son comerciantes, como su madre, orgullosas de continuar con la tradición que recibieron como herencia.

"Ellas me ayudan, aunque ya tienen su carrera. Esto es algo que les nació seguir", dice con orgullo.

La crisis no perdona

Sin embargo, Petra reconoce que no es fácil. Las dificultades siempre son muchas. La crisis económica golpea duro, y este año en particular, Doña Petra nota con tristeza cómo el precio de la cera se ha disparado.

Por ejemplo, la cera de Campeche, que solía comprar a 50 pesos el kilo, ahora cuesta 140, mientras que la parafina subió a 100 pesos. A pesar de ello, Doña Petra sigue al pie del cañón, con la esperanza de que la gente valore la calidad de sus velas y el esfuerzo que implica traerlas cada año al mercadito.

Le preguntamos qué sucede con la cera que no logra vender, y su respuesta, acompañada de una sonrisa serena, es clara: "Gracias a Dios, la termino, no me queda mercancía". Y es que en un mercado donde las veladoras han ido desplazando a las velas tradicionales, ella sigue siendo uno de los pocos puestos que las ofrece.

¿Qué encuentras en el Mercado de tradiciones?

El Mercadito de Tradiciones de Jojutla, donde alrededor de 300 comerciantes instalan sus puestos año tras año, es un espectáculo de colores, olores y sabores. Las calles se llenan de:

  • Fruta de temporada,
  • Pan de muerto,
  • Flores de cempasúchil
  • Calaveras de azúcar.

A lo largo de las décadas, el mercadito cambia: nuevas religiones, la influencia del Halloween y la llegada de productos importados. Pero Doña Petra confía en que, cuando ella ya no esté, sus hijas mantendrán encendida la llama de esta tradición.

"Espero que ellas sigan con esto, aunque sea solo una parte, para que no se pierda", dice con la firmeza de una vida dedicada a preservar las costumbres.

En el Mercadito de Tradiciones de Jojutla, Doña Petra no vende solo velas. Vende recuerdos, vende memoria. Y cada año, cuando los altares se llenan de luz, ella sabe que su trabajo ha cumplido su propósito: mantener viva la tradición de honrar a los que ya no están, pero que siempre regresan en el calor de una llama que nunca se apaga.

Cazuelas de barro, veladoras, velas, flores... Todo lo que necesitas para tu ofrenda lo encuentras en el Mercado de Tradiciones. / Angelina Albarrán / El Sol de Cuernavaca


Con información de Angelina Albarrán