En una emocionante jornada me uní al equipo de Ne-notoka Cofame, una asociación apasionada por la comunicación de la astronomía y de las más importantes del país.
Juntos viajamos a Campeche para presenciar el eclipse anular de sol. Después de varios días de actividades que incluyeron charlas en espacios públicos, talleres en escuelas y la colocación de un planetario, llegó el día esperado: sábado 14 de octubre.
Con nuestro equipo de observación y cámaras listas nos colocamos en el centro Campeche, donde tendríamos una vista privilegiada del eclipse, ya que aquí se vería la anularidad.
El cielo estaba nublado, el sol salía y se escondía, pero la emoción se palpaba en el aire. Cientos de personas se reunieron en este punto para presenciar el fenómeno.
9:45 horas. Inicia el primer contacto de la luna cubriendo al sol. A medida que el eclipse comenzaba el sol se convertía en un anillo de fuego en el cielo, creando un espectáculo celestial impresionante. Los miembros de Ne-notoka nos esforzamos por explicar cada detalle a las personas que se habían reunido allí para presenciar este fenómeno único.
11:22 horas. Inicia la cuenta regresiva y se alcanza el punto máximo del eclipse las nubes cubrieron unos segundos el sol … pero se despejó de inmediato. Fue un momento mágico que nos dejó a todos sin palabras entre aplausos y gritos de emoción, incluso el infernal calor de Campeche encontró tregua en ese momento.
Un eclipse anular se da cuando la luna está en su punto más alejado de la tierra, por lo que no cubre al sol por completo, se forma un anillo. No vivimos una oscuridad total, pero sí, una especie de ocaso adelantado y con el sol muy arriba. A través de telescopios y cámaras, capturamos cada fase del eclipse para compartirlo con el mundo.
El eclipse anular de sol en Campeche fue un recordatorio asombroso de la belleza del universo y la importancia de la divulgación científica. Después de esta experiencia única regresamos a casa con la satisfacción de haber compartido este fenómeno con muchas personas y haber contribuido a la difusión de la astronomía.
Gracias a David Olivos, quien me invitó a presenciar este gran evento que probablemente nunca volveré a presenciar porque para que vuelva a suceder, aquí en Campeche, pasarán al menos 100 años.
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