Las redes sociales pueden ser una gran herramienta de aprendizaje para las y los adolescentes. La facilidad con la que se puede encontrar información en estos espacios, de forma muy rápida, puede ser útil no solo para la vida académica, sino para adquirir otros saberes que sean complementarios con los de la escuela.
Sin embargo, su uso excesivo puede traer problemas a la salud física y mental de este grupo etario. Según el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes en 2019 con más de seis mil quinientos de niños entre 12 y 15 años en los Estados Unidos, demostró que aquellos que pasaban más de tres horas por día en las redes sociales podrían estar en mayor riesgo de tener problemas de salud mental.
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Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la depresión es “una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas”.
En el año 2020 se dio un crecimiento significativo del uso de las redes sociales, justificado en su mayor parte por el aumento de la educación y el trabajo online, y por las restricciones de movilidad que se impusieron por la pandemia del Covid 19.
Lo anterior provocó que las y los adolescentes se sumieran en un gran aislamiento y tuvieran dificultades para volver a socializar luego de la pandemia, que ocasionó ataques de pánico y ansiedad social cuando lo intentaban.
¿Cómo evitar la adicción a las redes sociales?
Existe una relación entre los altos niveles de uso de las redes sociales y los síntomas de depresión y ansiedad, al grado de que las y los adolescentes pueden llegar a sentir molestias por el simple hecho de no poder iniciar sesión en alguna red social o por que se les retira el teléfono celular.
- Limitar las notificaciones e incluso desactivarlas.
- Establecer un horario para revisar las redes .
- Aprender sobre su funcionamiento , investigar cómo funcionan las quién las controla, para qué sirven y para qué no.
Las vacaciones deben ser un tiempo para disfrutar, descansar y recargar energías. Aprender a gestionar la ansiedad durante este período es crucial para poder beneficiarnos realmente de ese tiempo libre. Al permitimos parar y desconectar, no solo mejoramos nuestra salud y bienestar, sino que también nos preparamos para ser más productivos y felices a largo plazo.