Con el furor que ha causado el estreno en Netflix de la última película del director mexicano Guillermo del Toro (“Pinocho”, 2022), podría ser fácil dejarse llevar por la idea de que la obra del realizador tapatío no tiene parangón con ninguna otra realizada en el país, especialmente por uno de sus atributos principales: haber sido realizada en stop motion.
Sin embargo, la filmografía nacional nos ofrece otros ejemplos de trabajos que lograron destacar en el uso de esta técnica tan peculiar.
La animación en volumen, también llamada animación fotograma a fotograma y más conocida por su término en inglés stop motion, es una técnica que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos a través de la sucesión de imágenes fijas, un trabajo que resulta titánico cuando hablamos, en este caso, de una película.
A nivel internacional, Tim Burton y Henry Selick se han consagrado como dos de los creadores más importantes en stop motion en la industria, con películas como “El extraño mundo de Jack” en 1993 o “Jimmy y el durazno gigante” en 1996. En México, la técnica ha sido llevada al cine principalmente por medio de cortometrajes.
Hasta los huesos, 2001
Dirigido por René Castillo hace ya dos décadas, “Hasta los huesos” puede catalogarse como un clásico. Bien enraizado en la cultura mexicana, el cortometraje imagina la llegada de un hombre al mundo de los muertos, donde es recibido por un gusano, calacas sonrientes y la Catrina, a quien la cantante Eugenia León prestó su voz para interpretar el clásico “La llorona”. El cortometraje ganó más de 10 festivales internacionales y sentó las bases de la animación cuadro por cuadro para los nuevos realizadores.
Jacinta, 2008
Con una duración de nueve minutos, este cortometraje animado aborda la soledad de una anciana que, a medida que teje, se prepara para su muerte. Dirigido por Karla Castañeda, “Jacinta” ganó el Ariel en la categoría de Mejor cortometraje de animación y el premio principal del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Actualmente, la autora trabaja en su ópera prima, que será producida por Guillermo del Toro.
Lluvia en los ojos, 2012
La historia sigue a una niña que recuerda la manera en que, estando en el bosque, sufrió una fractura en su brazo. Se trata de historia de fantasías que alberga un episodio desgarrador en la vida de su protagonista. El cortometraje fue dirigido por Rita Basulto y ganó el premio a Mejor cortometraje de animación al año siguiente de su estreno.
Revoltoso, 2016
Dirigido por Roy y Arturo Ambriz, este cortometraje de media hora de duración sigue a un jabalí tuerto que vive en la época de la Revolución Mexicana. Entre la filmación de un documental y un ataque revolucionario a la hacienda en la que vive, el jabalí llega a encontrarse ante una cámara de cine, teniendo que decidir que hacer con ella. El corto ganó el Ariel a Mejor cortometraje de animación y la misma categoría en el Festiva de La Habana.
Cerulia, 2017
En 2017, Sofía Carrillo nos ofreció un cortometraje de 13 minutos de duración en el que seguimos a Cerulia, quien inicia un viaje para despedirse del hogar en el que pasó su niñez, enfrentándose a recuerdos que no la dejan partir. El cortometraje ganó el Ariel y el Festival de la Habana en la categoría correspondiente.
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