¿Sabías que los patos del Borda tienen nombre?

Estos animales son parte del increíble paisaje que nos regala el lago, ese pequeño rincón que se volvió el favorito de los visitantes

Maritza Cuevas | El Sol de Cuernavaca

  · viernes 2 de junio de 2023

Actualmente son tres patos los que se ubican en el Jardín Borda. / Maritza Cuevas | El Sol de Cuernavaca

El Borda es uno de los sitios históricos más importantes y destacados de Morelos debido a que es el único jardín de la época virreinal en México, además de su belleza natural y arquitectónica.

Se caracteriza por ser un lugar rico en flora y fauna, como los patos, por ejemplo. Y al visitarlo podemos verlos nadando en el lago o caminando alrededor de él, disfrutando su entorno natural. Actualmente son tres patos los que se ubican en el Jardín Borda, y que sin duda son parte de este increíble paisaje que nos regala el lago.

“Los nombres de los patos son Carlota, Miquixtli y Juancho. Fueron bautizados así por la custodia Nancy para distinguirlos porque generalmente los trabajadores, cuando terminan su jornada laboral, pasan un rato al lago con los patos”, comentó Luis Fernando Mancera, director general de Museos y Exposiciones de la Secretaría de Turismo y Cultura de Morelos.

El estanque formó parte esencial de la funcionalidad del jardín. / Maritza Cuevas | El Sol de Cuernavaca

De acuerdo con los trabajadores del Jardín Borda, Carlota y Miquixtli cumplirán en septiembre 10 años de haber llegado al lago, aunque no recuerda con precisión los detalles de su arribo.

Mientras que Juancho llegó aproximadamente hace cuatro años como un donativo al lugar: “Juancho llega jardín por donación de una señora, que es tía de uno de los trabajadores de aquí. Originalmente ella se lo compró a su hija, pero por el tamaño y las condiciones para vivir no lo pudo tener con ella e hizo el proceso de donación al Borda y desde hace cuatro años se quedó aquí”.

Los trabajadores se encargan de cuidarlos y alimentarlos, que generalmente son frutas propias del lugar y lo que les da la gente, por lo regular migajas de pan.

Carlota y Miquixtli pertenecen a la especie Cairina moschata, conocida como pato criollo en hispanoamérica. Se caracterizan por su radiante color blanco en todo el cuerpo y una protuberancia roja y carnosa en la cara. Y Juancho es un pato doméstico de raza Duclair que lleva el nombre de una ciudad en Normandía. Son de color negro con blanco y una tonalidad entre azul y verde, tienen las patas anaranjadas y el pico amarillo.

“Juancho es muy conocido por toda la comunidad porque es el que más se acerca a la gente, pero ha habido diversas situaciones con él debido a que es muy juguetón, no es agresivo, porque no puede lastimarnos, pero al acercarse a las personas les da miedo e incluso pensamos que han llegado a pegarle al tratar de ahuyentarlo”.

Hace semanas sufrió un percance de salud, pues los trabajadores notaron que nadaba para atrás y estaba desorientado; se consultó a un veterinario y determinó que fue deshidratación, ya que cuando empieza la ola de calor les pega muy fuerte por la humedad. Juancho fue resguardado en un lugar húmedo y se recuperó.

“Después de recuperarse, hace poco pasó que se metía al agua y se hundía, de nuevo lo checó el veterinario y resulta que tenía una hinchazón, creemos que fue un golpe, pues de la nada no podría ser. Se resguardó y se le dio atención para alivianarse y estuvo en observación. Ahora ya está en óptimas condiciones”.

Dentro del lago también hay cardúmenes de varias especies de peces: “Especialistas de la UAEM vienen constantemente a hacer análisis al lago para ver el PH y que el agua esté en el ambiente adecuado para que los patos y peces no tengan problemas físicos y de salud”.

Mancera mencionó que en el lago también hay migración de aves por temporadas, como las golondrinas que llegan en tiempo seco, y las garzas, que arriban en abril y permanecen ahí por dos semanas.


Los nombres de los patos son Carlota, Miquixtli y Juancho. / Maritza Cuevas | El Sol de Cuernavaca

Un poco de historia

De acuerdo con el cronista Heberto González de Matos, en su libro “El jardín de la Borda, una historia con herencia Novohispana”, el nombre real del lugar es “El estanque”, el cual despliega al norte una fina estancia arcada techada; al sur, el embarcadero techado que albergó desde su inauguración una tercia de trajineras y un barquito; además resaltan media docena de islotes floridos rememorando en conjunto la antigua capital mexica rodeada de lagos, y un poco al sur casi a nivel del agua un paredón que separa las aguas recordando la obra del ingenioso rey Netzahualcóyotl; sobre el borde izquierdo resaltaría un austero entarimado de madera provisto de aparejos teatrales, estructura vulnerable a los elementos naturales y al paso del tiempo, por lo que según fue rescatado a mediados del siglo XX, en diferentes etapas.

Asimismo, destaca que el estanque formó parte esencial de la funcionalidad del jardín, al ser núcleo del trascendente sistema de “riego por gravedad”, procedimiento de regadío desarrollado durante el siglo X, único en nuestro país y sin duda en el continente americano. Y que aún se conserva parte de la tecnología utilizada en los jardines.

“Aún se mantienen los sistemas de riego, algunos todavía existen y otros se han tapado por intervención del INAH. En un principio, eran de plomo, y posteriormente, se sustituyen por tuberías de barro para evitar la contaminación. Todavía se utiliza el sistema a gravedad, pero ahora se usa con mangueras, o el agua se concentra en cisternas que posteriormente sirven para regar los arriates”, dijo Luis Fernando Mancera.

Sin duda, el Jardín Borda es un lugar ideal para visitar y pasar un rato agradable, especialmente en el lago, donde hay una banca, para que puedas sentarte a descansar y admirar el paisaje.

En tu próxima visita recuerda que los patos suelen ser juguetones, pero no son nada agresivos; si se acercan a ti no te harán ningún daño. Solo procura respetar su espacio.



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