En México no nos hacen falta tradiciones y menos sonidos que nos permitan identificar oficios o servicios que se nos van ofreciendo por las calles, como por ejemplo: el chiflido del afilador, el de los tamales, o el de "se compran colchones viejos...". Pero cuando el atardecer llega, en las calles de Morelos suena el sonido del carrito de los camotes, que indica que los camotes y plátanos fritos han llegado. Este tradicional postre recorre las calles de cada colonia en el típico carrito camotero.
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La tradición del carrito de los camotes
El carrito de los camotes es parte de la historia de México. Es un elemento típico, pero lo que más lo hace especial es su sonido, que cualquier mexicano o morelense puede reconocer. El camote es un postre que representa cultura y tradición entre los mexicanos. Este oficio ha pasado de generación tras generación, pero actualmente es menos común escuchar por las tardes el carrito de los camotes. Incluso, cuando se oye por las calles, llegan a causar nostalgia, ya que antes era más común escuchar el chiflido del carrito de los camotes.
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Lugar de origen del carrito camotero
De acuerdo al INEGI, aproximadamente el 20% de la población de un pueblo del Estado de México llamado San Lorenzo Malacota se dedica a la venta de camotes o a la fabricación de los carritos. Se dice que durante años los camoteros viajaban a diferentes estados con su carrito a temperaturas altas y su tradicional sonido para vender este tradicional postre. Son más de 400 vendedores de camotes de San Lorenzo Malacota.
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Cada 13 de agosto, en la parroquia del pueblo llamada San Lorenzo, los camoteros asisten a una misa con sus carritos adornados para agradecer sus ventas de cada año. En agradecimiento regalan camotes y plátanos a la gente del pueblo.