Todo comenzó como una imagen viral en redes sociales: “Abuelito siembra chiles y maíz en un camellón público”. La fotografía, sin embargo, oculta una verdad: la falta de políticas públicas eficaces que apoyen a las personas en situación de calle.
Hace ocho meses, Moisés, de menos de 50 años, llegó a Cuernavaca con la esperanza de encontrar una mejor vida. Hoy, sobrevive debajo de un puente peatonal en el crucero de Tizoc, entre los municipios de Cuernavaca y Jiutepec.
La historia detrás de las fotografías
El caso de Moisés se dio a conocer en redes, donde lo presentaron como un hombre mayor que, ayudado por sus muletas, sembraba maíz y chiles en un camellón del Paseo Cuauhnáhuac.
Los usuarios de internet se conmovieron por su esfuerzo por mantenerse activo, cultivando para el autoconsumo y la venta de productos, a la vez que limpiaba el área donde habita: "La tierra es de quien la trabaja con sus manos".
Sin embargo, detrás de esta historia que muchos vieron como inspiradora, se esconde una realidad que El Sol de Cuernavaca encontró en la parada de Tizoc: Moisés no es un "abuelito", ni un personaje "pintoresco", sino una persona en edad productiva que enfrenta las difíciles adversidades de vivir en situación de calle.
Una realidad compleja
Originario de Arcelia, Guerrero, Moisés llegó a la ciudad hace meses en busca de mejores oportunidades, pero la falta de empleo y de apoyo lo dejó sin hogar. Vive debajo de un puente, en una construcción improvisada hecha con cartones y plásticos, donde intenta mantenerse con lo poco que recibe de la gente, y esperanzado en su próxima cosecha.
Pido un peso, pero me da vergüenza pedir un peso. Entonces, me puse hacer... pues sembré. La verdad quería darle un elote a la gente"
Durante la muy breve conversación, ya que no se sentía bien de salud, Moisés confesó que sufre de fuertes dolores de estómago y cuerpo, pero no tiene acceso a los medicamentos necesarios para aliviarlos.
"Me siento tan débil, tan mal. La verdad, sólo quiero estar acostado ahorita".
No obstante, a pesar de que la situación le ha pasado factura física, él sigue buscando una oportunidad para salir adelante. Sus días transcurren junto a un refugio, y un carrete que sostiene sus escasos alimentos: una bolsa de teleras y una lata abierta de chiles jalapeños.
Moisés, un caso entre decenas
El caso de Moisés llamó la atención mediática, pero el suyo sólo es uno de la decenas de casos que pueden observarse en toda la ciudad, y que sólo muestran con dureza la falta de políticas públicas eficaces que garanticen el apoyo a estos sectores vulnerables.
Sí, la difusión de su historia genera empatía, y Moisés lo agradece: "Jamás pensé que se fuera a hacer todo esto (viral)"; no obstante, lo viral no resuelve las necesidades básicas de Moisés: el acceso a la salud, vivienda y trabajo.
Urge apoyo gubernamental
Al pedir el apoyo, la respuesta es que él, por sus propios medios, acudiera al DIF, pero Moisés no piensa en esa posibilidad. No pide caridad, sino una oportunidad, y en ese sentido, hizo un breve llamado para recibir atención y ayuda, principalmente médica: "Ojalá pudieran ayudarme".