El 2021 será recordado como uno de los años más importantes en la historia política del país al realizarse el más grande y complejo proceso electoral. Noventa y cinco millones de mexicanos serán llamados a votar frente a la pandemia de Covid-19.
La contingencia sanitaria ha ocasionado que los partidos políticos no realicen mítines o recorridos físicos en sus territorios para presentar a sus próximos candidatos electorales; muchos han tenido que utilizar “campañas de aire” a través de redes sociales para llegar no sólo al electorado meta, sino a otros sectores como los jóvenes, población económicamente activa y que tiene mucho más méritos para participar.
De acuerdo con la Encuesta de Jóvenes en México 2019 del Observatorio de la Juventud Iberoamericana y la fundación SM, la juventud es quien menos participa en los procesos electorales y los que menos se sienten identificados por algún partido político, aunque también han convertido a las redes sociales en la primera fuente de información, por ello, muchos políticos y hasta gobiernos han aprovechado estas plataformas para posicionarse entre los morelenses.
En 2019, según información del portal de estadísticas en línea alemán, Statista, aproximadamente 77 millones de personas eran usuarios de redes sociales en México. Se prevé que esta cifra supere los 95 millones en 2025.
Muchos actores políticos y autoridades en turno en el estado han invertido en publicidad pagada, en especial en Facebook, la red social más popular del mundo.
El Centro de Investigación Morelos Rinde Cuentas confirmó que el gobierno encabezado por Cuauhtémoc Blanco Bravo gastó en 2019 un total de 189 millones de pesos en contratación de comunicación, de servicios, publicidad y difusión hasta en internet, mientras que de enero a noviembre de 2020 invirtió 130 millones de pesos a estos rubros –varios tipos de publicidad-, aunque han verificado que no existe una adecuada justificación de cómo se invierte en estas supuestas difusiones en redes sociales, lo cual, a decir de los especialistas, termina afectando el presupuesto del mismo estado.
Roberto Salinas Ramírez, codirector del centro de investigación, refirió que, para el caso de los ayuntamientos y partidos políticos, es complicado conocer cuánto gastan en publicidad, en especial en redes sociales, al ser nula la información que transparentan y entregan.
A partir de agosto de 2020, Facebook ha obligado a transparentar cualquier campaña política; los anunciantes ligados a publicidad política y electoral en México deben realizar un proceso de autorización obligatorio, que incluye una base de datos que permite saber al usuario quién pagó por la campaña y cuánto, además se puede consultar otros datos de las campañas como el nivel de gasto, datos demográficos de quienes vieron los anuncios, incluyendo edad, sexo y lugar.
Pese a las restricciones que se han generado en ésta y otras redes sociales, un hecho que ha sido constante son las páginas de anticampañas políticas y noticias falsas, que tuvieron un mayor auge desde las elecciones de 2012.
De acuerdo con el estudio “Redes sociales y campañas electorales en Iberoamérica. Un análisis comparativo de los casos de España, México y Chile”, las campañas en redes de los cuatro candidatos a la presidencia de la República en 2012 estuvieron marcadas por los ataques y la incapacidad de algunos de ellos de reaccionar ante la crisis. Destacan los que pudieron utilizar adecuadamente etiquetas en Twitter, pero pocos respondieron a las dudas y críticas de los ciudadanos en Facebook y en los sitios web.
Al final de la campaña, los equipos de los candidatos punteros, de Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, generaron intensos ataques que les afectaron y generaron batallas verbales descalificadoras, entre lo que llamaban pejezombies y peñabots.
Asimismo, Roberto Salinas afirmó que a nivel local es difícil verificar cuentas falsas en redes sociales, si bien han observado diversas páginas de internet y cuentas en redes sociales que son de reciente creación y no cuentan con ninguna razón social, es complejo ubicarlas o rastrearlas, ya que las crean a través de cuentas anónimas o falsas.
No obstante, manifestó que al no estar debidamente justificado la ejecución de los recursos para difusión de las autoridades en turno y partidos políticos, no descartan puedan estarlo utilizando para publicitarse en las plataformas digitales.
Como ejemplo, indicó, el gobierno estatal ha aplicado diversas contrataciones de servicios, relacionadas a la difusión en redes sociales, las cuales no han sido debidamente justificadas, lo que podría generar la duda de que utilizan parte del presupuesto para ésta técnica.
“Lo que hemos revisado es que en algunos casos se pudieran estar utilizando recursos para ese tipo de situaciones o incluso de autogestionarse, dar likes o promoverse en las redes sociales, pero es difícil comprobar porque al momento de contratar son servicios que se declaren así; podría estar dedicando para esto el presupuesto no identificado”.
En su artículo “Algunas reflexiones sobre posverdad desde la perspectiva de seguridad nacional”, el escritor español, Aznar Fernández-Montesinos, asegura que en actualidad el patrón de comunicación ha cambiado, “de tal suerte que, las redes sociales son el nuevo “ecosistema de información”, en el que los medios tradicionales ya no tienen el monopolio de la distribución de la noticia”.
El poder de las redes sociales se ha extendido alrededor del mundo, en México contamos al día de hoy con un hecho de primera mano. En 2018 fue tanto el apoyo hacia el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que en sus primeras palabras de victoria el mandatario federal agradeció a “las benditas redes sociales”.
El politólogo, Daniel Adame Osorio, aseveró que el gran problema con las redes sociales es que son vehículos, por eso se les llama medios emergentes, que están polarizando; recordó que precisamente es el activo con el que llegó el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con un plan político, si bien no le ofrece al país un plan para la economía, para la sociedad, si un plan político que es poner a unos contra otros, mexicanos contra mexicanos y eso, a decir del experto en temas electorales, le ha hecho avanzar.
“A pesar de todos los indicadores que nos muestran los estrategos del desmantelamiento de la administración pública federal y órganos autónomos, fideicomisos, el plan político de poner aliados y adversarios a disputarse unos contra otros las agendas presidenciales, le ha sido funcional, siendo éste el camino con el que ha hecho su carrera política”.
Pese a que a nivel nacional, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, mencionó, prohíbe la calumnia, prohíbe que todos los funcionarios de la administración central, federal, estatal o municipal puedan hacer campaña sobre los actos de su encomienda, el académico y periodista explicó que el impacto de la estrategia principal que tengan los institutos políticos va a ser negativo en redes sociales, puesto que si bien se aceptan en término o líneas generales que haya campañas negativas, siguen siendo parte de la esencia del modo de ser de una campaña.
Señaló que en México a pesar de la crisis sanitaria por el covid-19 no hemos dado el paso en términos de adaptarnos a está circunstancia en un modelo de comunicación política, como ocurre alrededor del mundo donde existe ya una migración hacia las teleconferencias o teleaudiencias. En México los partidos políticos tienen un apartado privilegiado, que es el modelo de financiamiento público, el cual les permite con recursos fiscales, no solamente la subsistencia sino el desarrollo de sus actividades, tanto las electorales como no electorales.
Adame Osorio, indicó, será interesante ver cómo los partidos políticos y candidatos pasarán de los medios tradicionales, como radio, televisión, y medios escritos, hasta todos los fenómenos de internet, los medios emergentes, como claro ejemplo, se refirió a WhatsApp que desde el mes de febrero ofrecerá publicidad a sus usuarios.
Sería interesante, puntualizó, que los ciudadanos procurarán utilizar las plataformas digitales para conocer realmente las plataformas electorales de cada instituto político, los programas, sus líneas políticas e ideologías, tomando así una decisión mucho más informada y libre, “el gran problema del electorado es que elegimos no por las bases que hay en una plataforma electoral sino las emociones que les logran convencer los partidos, no votamos por razones sino por emociones”.