Cuautla, Ayala y Tepoztlán son de los municipios con una mayor producción de gladiolas en Morelos, éstas son consideradas una de las flores más bonitas y resistentes de la región, su cultivo es considerado caro pues para lograr una hectárea se le tiene que invertir en promedio 150 mil pesos.
David Chávez Cruz es un productor de gladiola en el estado, lleva 32 años dedicándose a esta labor y a decir del mismo, es un trabajo noble, pero con el tiempo se ha ido complicando debido a la competencia.
De acuerdo con la Asociación de Productores de Gladiolas A.C. a nivel nacional son Morelos, Puebla, Ciudad de México, Guerrero y el Estado de México los que se dedican a la producción de esta flor, actualmente la asociación está integrada por un promedio de 720 productores y Morelos es el tercer lugar de producción, ya que hay 70 productores que durante todo el año se dedican a la producción de gladiolas.
Chávez Cruz explicó que existen diversas especies de gladiola, siendo las blancas, amarillas, rojas y rosas las más comunes, y tardan de ocho a nueve semanas en poder lograr una hectárea de gladiolas.
El truco en las gladiolas
El cortar las gladiolas requiere de un trabajo físico importante, así como de una habilidad especial. Algunos cortadores se dedican a esto de planta y otros sólo de manera esporádica, en promedio estas personas ganan 200 pesos por día, pero tienen que pasar varias horas encorvados bajo el sol cortando y cargando las flores, pero siempre dejando un bulbo para que las flores puedan reproducirse de nuevo.
En los campos tienen “tablas medidoras” con las cuales miden el largo de las flores para poder acomodarlas y hacer las gruesas; una gruesa se forma con 12 docenas, es decir 144 varas.
A decir de algunos cortadores para realizar su trabajo se necesita tener una mano liviana y claro, mucha práctica, esto para que al día puedan cortar hasta 40 gruesas por cortador.
Las gruesas más pequeñas miden un metro, pero existen mucho más largas. Para cortarlas los productores prevén cierto de tiempo de anticipación para que en el mercado las flores tarden en abrir y puedan venderse más caras, ya que si las flores ya abrieron o están comenzando a abrir tendrán que ser prácticamente rematadas.