/ jueves 21 de octubre de 2021

[Juntos Crecemos] Amor y pasión por la cartonería

En 20 años de trayectoria, Flavio Gutiérrez ha enfrentado de todo, incluida una pandemia, pero jamás se ha negado a vivir de lo que lo apasiona

Ser artesano no es sencillo. En 20 años de trayectoria, Flavio Gutiérrez se ha enfrentado a lo peor: quedarse sin fondos para viajar al extranjero a presentar su obra maestra, tocar puertas con políticos que no quieren invertir en cultura, mudarse de un municipio a otro en busca de un nuevo inicio. Oriundo de Zacualpan de Amilpas, Flavio es artesano de tiempo completo y siempre se ha resistido a tirar la toalla.

“Es difícil. Yo siempre lo he dicho: a veces hay para comprarte una botella de coñac, y a veces no hay ni para comer frijoles. Es muy de bajadas y subidas: aunque seas muy bueno, a veces tienes momentos muy malos. Llevo veinte años viviendo nada más de la cartonería, no hago otra cosa, pero por ahí dicen que somos afortunados quienes trabajamos en lo que nos gusta y apasiona”, dice Flavio, que hoy vive en Cuautla.

Flavio no fue siempre artesano. En su juventud, y durante una década, trabajó en una empresa refresquera asentada en Cuautla, un empleo que le dio mucho, pero no lo que necesitaba: un trabajo que lo apasionara. Así que un buen día, sin más, renunció a él para empezar a hacer artesanías, a pesar de todo lo que le recomendaron quienes lo conocían.

“Me echaron una maldición gitana: que me iba a morir de hambre por tomar esta decisión, por hacer muñequitos de cartón, pero aquí estamos, con mucho gusto y pasión, con la satisfacción de conocer a cada vez más gente y crear un respeto como artesano”, afirma hoy un hombre cuyo trabajo no sólo ha logrado triunfar en su tierra y país, sino también en el extranjero: en 2019, su alebrije “Ay nanita” viajó a Francia para formar parte de un festival cultural en la ciudad de Lille, en Francia, país donde la enorme pieza, de tres metros y medio de altura y cinco metros y medio de largo, permanece todavía.

Flavio vio en la cartonería su modo de vida desde hace 20 años / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Un talento heredado

Pero Flavio no sólo es artesano porque quiso. De alguna forma lo traía en la sangre, descendiente de una estirpe que se ha dedicado a la cartonería durante varias generaciones en Zacualpan de Amilpas, su pueblo natal, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como artesano, hasta que en 2020 optó por iniciar un nuevo episodio en otro lugar.

“Acabo de cumplir 50 años y es una nueva etapa en mi vida, entonces iniciamos aquí, en Cuautla, pero por todo esto de la pandemia no había tenido la oportunidad de montar un taller, así que había que ver el lugar que más se adecuara a las condiciones que yo quisiera, y es así como estamos iniciando con un nuevo proyecto”, explica, desde el lugar que ha adoptado como hogar y taller, en la colonia Cinco de Febrero.

La pandemia como una oportunidad

Se puede ver en la pandemia un escenario terrible, pero, con un poco de voluntad, hay quienes han sabido encontrar oportunidades. Flavio es así: justo después de pasar tres meses de su vida en Europa e ilusionarse demasiado con quedarse a vivir en Francia, la pandemia de la covid-19 deshizo todos sus planes y lo obligó a esperar mejores tiempos, una espera que se ha prolongado hasta el día de hoy y que se vio agravada con la crisis económica que causó este fenómeno sanitario en todo el mundo.

“Fue tanta mi visión allá afuera y vi tan gustosa a la gente en Europa, de ver lo que habíamos hecho con ‘Ay nanita’, que dije ‘yo soy de aquí, tengo que estar aquí’. Y esa era mi meta, cuando cae la pandemia y entonces no hay forma. ¿Que si nos pegó? A todos… De por sí no vendemos, porque la artesanía en México está infravalorada, hay tanta y tan de buena calidad, que a los mexicanos ya se nos hace normal ver artesanía hermosa, así que la gente en México no compra, sino la gente de fuera, por eso mi ambición de ir a Europa y producir allá”, recuerda, no sin cierto desaliento.

Pero lejos de entregarse a la derrota, siguió produciendo con más ganas, entre un encargo y otro. Y ahora lo hace con la esperanza de abrirse un nuevo camino en Cuautla, ciudad en la que confía encontrar las facilidades para consolidar la apertura de un taller que permita desarrollar nuevos talentos, así como ser una opción de empleo para los jóvenes que ven en la elaboración de artesanías una forma de vida, tal como él la vio hace dos décadas.

“Sí estuve a punto de tirar la toalla, como dicen, pero siempre te llama más tu pasión. Y si me ha costado tanto trabajo llegar hasta donde estoy, brincar el arpa por una pandemia, pues como que no. Mejor con más ganas. Hay que buscar los caminos de cómo lograrlo”, asegura.

En esta temporada, Flavio realiza calaveras gigantes / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Un nuevo proyecto

Rumbo a la celebración del Día de Muertos en México, el taller de Flavio ha empezado a operar desde su nuevo hogar, en la colonia Cinco de Febrero, lugar donde hoy trabaja junto a su hijo y un colaborador más, en un proyecto que tiene por objetivo crear una serie de mascarones que serán exhibidos tanto en la Secretaría de Cultura de Morelos como en Cuautla, auspiciado por el sector privado.

Se trata de la continuación de una serie de mascarones que vieron la luz hace dos años, como parte de las acciones que, en ese entonces, la Dirección de Turismo de Cuautla le encomendó a Flavio para adornar el municipio en el marco del Festival Miquixtli. Esta vez sin apoyo del ayuntamiento, pero sí con apoyo del colectivo “Turismo en Cuautla” y el promotor turístico Gustavo Andrew, Flavio extiende su colección de mascarones con personajes como Cantinflas y Emiliano Zapata.

“La cultura es el único medio hoy por hoy de reestructurar el tejido social que tanto está dañado, y más aquí en Cuautla. En un chorro de lugares ves chavitos metiéndose de todo, pero con el arte y la cultura haces que se restructuren las familias, que venga la gente, le das trabajo a personas de la tercera edad, a madres solteras, jóvenes…”.

Y una vez encaminado, espera que el tiempo le brinde la oportunidad de hacer grandes cosas aquí. Además, envía constantemente máscaras hasta Alemania, lo que también le ha dado aliento para no tirar la toalla.

“Hay que empezar a hacer cosas con Emiliano Zapata y Morelos, hay que empezar a sacarle jugo a esos dos personajes tan emblemáticos e importantes para Morelos y Cuautla, que creo que es algo que no se ha promovido como se debería hacer y la cartonería es un medio con el cual puedes jugar mucho con estos dos personajes tan importantes”.


Ser artesano no es sencillo. En 20 años de trayectoria, Flavio Gutiérrez se ha enfrentado a lo peor: quedarse sin fondos para viajar al extranjero a presentar su obra maestra, tocar puertas con políticos que no quieren invertir en cultura, mudarse de un municipio a otro en busca de un nuevo inicio. Oriundo de Zacualpan de Amilpas, Flavio es artesano de tiempo completo y siempre se ha resistido a tirar la toalla.

“Es difícil. Yo siempre lo he dicho: a veces hay para comprarte una botella de coñac, y a veces no hay ni para comer frijoles. Es muy de bajadas y subidas: aunque seas muy bueno, a veces tienes momentos muy malos. Llevo veinte años viviendo nada más de la cartonería, no hago otra cosa, pero por ahí dicen que somos afortunados quienes trabajamos en lo que nos gusta y apasiona”, dice Flavio, que hoy vive en Cuautla.

Flavio no fue siempre artesano. En su juventud, y durante una década, trabajó en una empresa refresquera asentada en Cuautla, un empleo que le dio mucho, pero no lo que necesitaba: un trabajo que lo apasionara. Así que un buen día, sin más, renunció a él para empezar a hacer artesanías, a pesar de todo lo que le recomendaron quienes lo conocían.

“Me echaron una maldición gitana: que me iba a morir de hambre por tomar esta decisión, por hacer muñequitos de cartón, pero aquí estamos, con mucho gusto y pasión, con la satisfacción de conocer a cada vez más gente y crear un respeto como artesano”, afirma hoy un hombre cuyo trabajo no sólo ha logrado triunfar en su tierra y país, sino también en el extranjero: en 2019, su alebrije “Ay nanita” viajó a Francia para formar parte de un festival cultural en la ciudad de Lille, en Francia, país donde la enorme pieza, de tres metros y medio de altura y cinco metros y medio de largo, permanece todavía.

Flavio vio en la cartonería su modo de vida desde hace 20 años / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Un talento heredado

Pero Flavio no sólo es artesano porque quiso. De alguna forma lo traía en la sangre, descendiente de una estirpe que se ha dedicado a la cartonería durante varias generaciones en Zacualpan de Amilpas, su pueblo natal, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como artesano, hasta que en 2020 optó por iniciar un nuevo episodio en otro lugar.

“Acabo de cumplir 50 años y es una nueva etapa en mi vida, entonces iniciamos aquí, en Cuautla, pero por todo esto de la pandemia no había tenido la oportunidad de montar un taller, así que había que ver el lugar que más se adecuara a las condiciones que yo quisiera, y es así como estamos iniciando con un nuevo proyecto”, explica, desde el lugar que ha adoptado como hogar y taller, en la colonia Cinco de Febrero.

La pandemia como una oportunidad

Se puede ver en la pandemia un escenario terrible, pero, con un poco de voluntad, hay quienes han sabido encontrar oportunidades. Flavio es así: justo después de pasar tres meses de su vida en Europa e ilusionarse demasiado con quedarse a vivir en Francia, la pandemia de la covid-19 deshizo todos sus planes y lo obligó a esperar mejores tiempos, una espera que se ha prolongado hasta el día de hoy y que se vio agravada con la crisis económica que causó este fenómeno sanitario en todo el mundo.

“Fue tanta mi visión allá afuera y vi tan gustosa a la gente en Europa, de ver lo que habíamos hecho con ‘Ay nanita’, que dije ‘yo soy de aquí, tengo que estar aquí’. Y esa era mi meta, cuando cae la pandemia y entonces no hay forma. ¿Que si nos pegó? A todos… De por sí no vendemos, porque la artesanía en México está infravalorada, hay tanta y tan de buena calidad, que a los mexicanos ya se nos hace normal ver artesanía hermosa, así que la gente en México no compra, sino la gente de fuera, por eso mi ambición de ir a Europa y producir allá”, recuerda, no sin cierto desaliento.

Pero lejos de entregarse a la derrota, siguió produciendo con más ganas, entre un encargo y otro. Y ahora lo hace con la esperanza de abrirse un nuevo camino en Cuautla, ciudad en la que confía encontrar las facilidades para consolidar la apertura de un taller que permita desarrollar nuevos talentos, así como ser una opción de empleo para los jóvenes que ven en la elaboración de artesanías una forma de vida, tal como él la vio hace dos décadas.

“Sí estuve a punto de tirar la toalla, como dicen, pero siempre te llama más tu pasión. Y si me ha costado tanto trabajo llegar hasta donde estoy, brincar el arpa por una pandemia, pues como que no. Mejor con más ganas. Hay que buscar los caminos de cómo lograrlo”, asegura.

En esta temporada, Flavio realiza calaveras gigantes / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Un nuevo proyecto

Rumbo a la celebración del Día de Muertos en México, el taller de Flavio ha empezado a operar desde su nuevo hogar, en la colonia Cinco de Febrero, lugar donde hoy trabaja junto a su hijo y un colaborador más, en un proyecto que tiene por objetivo crear una serie de mascarones que serán exhibidos tanto en la Secretaría de Cultura de Morelos como en Cuautla, auspiciado por el sector privado.

Se trata de la continuación de una serie de mascarones que vieron la luz hace dos años, como parte de las acciones que, en ese entonces, la Dirección de Turismo de Cuautla le encomendó a Flavio para adornar el municipio en el marco del Festival Miquixtli. Esta vez sin apoyo del ayuntamiento, pero sí con apoyo del colectivo “Turismo en Cuautla” y el promotor turístico Gustavo Andrew, Flavio extiende su colección de mascarones con personajes como Cantinflas y Emiliano Zapata.

“La cultura es el único medio hoy por hoy de reestructurar el tejido social que tanto está dañado, y más aquí en Cuautla. En un chorro de lugares ves chavitos metiéndose de todo, pero con el arte y la cultura haces que se restructuren las familias, que venga la gente, le das trabajo a personas de la tercera edad, a madres solteras, jóvenes…”.

Y una vez encaminado, espera que el tiempo le brinde la oportunidad de hacer grandes cosas aquí. Además, envía constantemente máscaras hasta Alemania, lo que también le ha dado aliento para no tirar la toalla.

“Hay que empezar a hacer cosas con Emiliano Zapata y Morelos, hay que empezar a sacarle jugo a esos dos personajes tan emblemáticos e importantes para Morelos y Cuautla, que creo que es algo que no se ha promovido como se debería hacer y la cartonería es un medio con el cual puedes jugar mucho con estos dos personajes tan importantes”.


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