La albañilería es uno de los oficios más antiguos en México, quienes lo practican son auténticos artistas que, con pala, cemento, tabiques, arena, grava y un sinfín de instrumentos en sus manos crean magníficas edificaciones.
Los albañiles son sin duda alguna parte de la historia de cada inmueble que está edificado, en nuestra calle, colonia, barrio, o comunidad. Ahí está plasmado su trabajo, entrega y dedicación.
Cada 3 de mayo, es costumbre celebrar su día, con la “Celebración de la Santa Cruz”, en la que se suelen colocar flores y cruces de cualquier material en señal de tener una próspera obra.
En México, se estima que hasta el cierre del 2022 más de un millón 600 mil personas se dedicaron a este oficio, señalan cifras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque es difícil calcular con exactitud el número de albañiles, ya que si bien es cierto que existen aquellos que le dedicaron y le dedican aún su vida de tiempo completo, los más jóvenes suelen combinar varias actividades.
Lo anterior, debido a que históricamente esta ocupación es cambiante, a veces hay y a veces no. Esta actividad originalmente estaba pensada para hombres, por la cuestión del trabajo bajo el sol, el tener que cargar pesado, y otros factores. Pero, hoy ya no es así y también existe la excepción a la regla, mujeres que también se han sumado a estas labores.
El salario de un albañil hasta el cierre del año 2022 era de entre 8 mil y 9 mil pesos al mes o entre 2 mil a 2 mil 250 por semana ya que es más común que el pago sea así, semanal. No gozan de prestaciones de ley como seguro, aguinaldo, prima vacacional, etcétera.
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Edgar Eduardo Ávila Solano ha dedicado 33 años de su vida a esta profesión, en entrevista con El Sol de Cuernavaca narró que acompañaba a las obras a su papá cuando podía.
“Desde los siete años me iba con mi papá para aprender y hoy aquí seguimos y no hay de otra más que seguir echándole ganas”, externó Ávila Solano.
Agregó que la parte más dura que ha tenido que pasar fue durante la pandemia de Covid-19 en el año 2020, pues luego de trabajar por 30 años de manera ininterrumpida tuvo que parar por al menos un mes.
Dijo, durante ese tiempo se mantuvo con unos ahorros que pudo ir juntando a lo largo de los años trabajando como albañil, y mencionó que luego de ese mes poco a poco fue recuperando trabajos.
Sin embargo, hoy el reto al que se enfrentan es la falta de trabajo debido a que muy pocos se atreven a invertir en la construcción o mantenimiento de sus casas y establecimientos debido a que el costo de los materiales es más alto cada día.
“Si ha estado bajando (el trabajo) por lo mismo de que ha ido subiendo el costo de los materiales, pero bueno, pues ahora sí que ahí vamos al día a día”, puntualizó.
Para Edgar la etapa más difícil, al comenzar es ser “chalán”: “Lo más difícil es cuando empieza de chalán uno eh, es una chinga dura porque imagínate, el chalán has de cuenta que, si hay tres albañiles, un chalán tiene que estar para todos”, indicó.
Al ganar experiencia pasas a ser “media cuchara”, el cual también es un aprendiz de albañil, pero un albañil oficial ya hace de todo: pega muro, aplana, coloca castillos y pone la mezcla, explica.
Después está el nivel en el que se encuentra Edgar, que es el de maestro o maistro albañil, puesto para el cual se requiere tener madera de líder, pues al subir a este puesto eres quien se encarga de planificar, organizar y controlar cualquier proyecto de construcción de inicio a fin, atendiendo las especificaciones y presupuestos previamente entregados.
Ser albañil le ha permitido a Edgar sacar a su familia adelante, su esposa y sus dos hijos, que hoy ya son mayores de edad.
Cuestionado sobre si opina que esta profesión es mal vista respondió: “Muchos dicen que albañiles mugrosos y que no sé qué, y yo les digo pues ahora sí que pues mugrosos, pero con dinero”, expresó.
Ángel Marino German lleva 27 años de su vida dedicados a la construcción. Es originario del Estado de Guerrero, pero desde hace 11 años se mudó a Cuernavaca con toda su experiencia en esta profesión
“Empecé como chalán y le eche ganas ahorita ya soy maestro de obra”, expresó Ángel.
Señaló que, desde los 25 años comenzó en esta profesión para ganarse un dinero extra, pues las cuentas en la casa ya no alcanzaban
Contó que es padre de tres hijos, a quienes sacó adelante con la albañilería.
Al igual que Edgar, Eduardo contó que la parte más difícil a la que se ha enfrentado es cuando estuvo en su punto más fuerte la pandemia de Covid-19, él recayó por varios días en la enfermedad, sin poder desempeñarse en su labor, sin embargo, con mucho esfuerzo salió adelante y hoy continúa entregándose en cada obra que realiza de la mano de sus chalanes.
“Ni modo, así es la vida, pues hay que seguir adelante y pues aquí estamos a ver cómo nos va el 3 de mayo”, concluyó.
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