Adultos mayores que viven solos o cuyas familias tienen compromisos personales y no pueden acudir a apartarlos lugar, lamentan que tengan que esperar por largas horas parados en la fila sin comer, pues sostienen, llegan a la hora que pueden por lo que en ocasiones no alcanzan fichas. Es el caso de doña Alberta Villamil quien llegó a las 6 de la mañana a uno de los dos puestos de vacunación instalados en el municipio de Tepoztlán, y ya no alcanzó espacio para recibir la dosis contra la Covid-19.
Residente del municipio de Tepoztlán en donde arrancó la jornada de vacunación, doña Alberta manifestó su inconformidad porque a pesar de haber llegado desde las 6 de la mañana los Servidores de la Nación le dijeron que ya no había fichas por lo que tendrían que volver mañana temprano.
“Estoy aquí sin comer, yo no tengo quien venga a hacer fila como otras personas que mandan a sus familiares, no me puedo desvelar porque estoy enferma me vine temprano y la señorita me dijo que ya no había, si tuviera quien viniera a hacer fila por mí lo haría pero yo estoy sola tengo 77 años”.
Durante el primer día del Programa Nacional de Vacunación iniciado en el municipio de Tepoztlán, la aplicación del biológico inició con un retraso de dos horas dados los problemas de logística, reconoció el Coordinador Estatal del Programa y delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Miguel Ángel Van Dick Puga, pero luego de los ajustes la fila comenzó a avanzar.
En total se entregaron poco más de 700 fichas, la gente incluso durmió en los puestos de vacunación, relataban, otros llegaron al as 3 de la mañana y aun así alcanzaron el número 345 por lo que a las 12 de la tarde la fila ya rebasaba el kilómetro recorriendo la calle Ignacio Zaragoza, justo en el centro del Pueblo Mágico.
Otro de los adultos mayores que llegó solo fue don Rufino Andrano Rodríguez, conocido en la cabecera como “El Pajarito”, de 88 años, quien apoyado por una andadera arribó al puesto de vacunación pidiendo ser atendido aun cuando no tenía ficha.
“Me hice como tres cuartos de hora vengo paso a pasito, despacio pero vengo; nadie de mi familia me pudo acompañar porque uno anda trabajando, y mi nuera anda en la casa haciendo cosas con su hijos”.
A El Pajarito la gente le comenzó a lanzar porras pidiéndoles a los de la fila le permitieran pasar antes dadas las condiciones físicas que presentaba, por lo que después de algún tiempo salió feliz por haber sido vacunado.