Desincorporada del municipio, la Casa de la Cultura de Cuautla A.C. ha tenido que afrontar momentos difíciles debido a la crisis causada por el Covid-19: una vez suspendidos sus talleres presenciales, su principal fuente de ingresos, iniciaron las complicaciones para cubrir los gastos del espacio en el que realiza sus actividades, un inmueble ubicado en la ampliación de la colonia Emiliano Zapata.
Así lo describe Juan Barrales, del patronato de la Casa de la Cultura:
Nosotros nos mantenemos con nuestras propias contribuciones, pero una reserva prudencial para aguantar estos meses no la teníamos: gastos de luz, agua, teléfono, empleados, explica.
Antes de cerrar sus puertas, la Casa de la Cultura recibía a un aproximado de 100 alumnos que iban desde niños y niñas que practicaban ballet, hasta personas de la tercera edad que practicaban danzón.
Teníamos cerca de catorce talleres, recuerda Barrales.
Y, por primera vez, el patronato tuvo que incursionar en un terreno hasta ahora desconocido para sus miembros: las clases virtuales. Tal como han hecho las instituciones educativas, el sitio puso en marcha una serie de talleres de verano a distancia que lograron el interés de cerca de 30 alumnos. Logrados estos resultados, y teniendo en cuenta que las clases siguen restringidas en Morelos, el patronato se prepara para poner en marcha más cursos, pero esta vez con el apoyo del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), a través de un convenio de colaboración.
Esperemos que se inscriban en los cursos para que la Casa de la Cultura salga adelante de estos tiempos que estamos viendo, para que cuando salga la vacuna y haya un tratamiento contra el Covid-19 tengamos la oportunidad de vernos y estar físicamente en la escuela, que siga tomando su rumbo como lo estaba haciendo, por la queremos mucho, es de todos los cuautlenses.
Juan Barrales recordó que hasta no hace mucho la Casa de Cultura había subsistido en sedes temporales, pasando por la antigua estación del ferrocarril interoceánico, espacio en el que perduró por varios años pero que no era propio. Actualmente, la sede que ocupan es propiedad del patronato, pero eso también implica hacerse cargo de los gastos.
Por lo pronto, Sueños y Polvo
Como un apoyo provisional, el pintor cuautlense dio en donación una de sus pinturas para que sea rifada y las ganancias sean en beneficio de la agrupación. Se trata del trabajo “Sueños y Polvo”, un óleo sobre tela de sesenta por ochenta centímetros, una imagen que destaca por sus luces y sombras en una hacienda derruida, al atardecer.