El guamúchil es una flor nativa de México, Centroamérica y Sudamérica. El término «guamaras» se usa para referirse al fruto. Aunque también se le conoce como gallinero, pinzán, chiminango, gina, o payandé (Pithecellobium dulce) plantas pertenecientes al género Pithecellobium, de la familia de las leguminosas.
Es un árbol de tamaño mediano y crecimiento rápido, nativo a los trópicos americanos. Ha sido extensamente introducido a otras áreas con propósitos ornamentales y para la reforestación, así como para la producción de leña, forraje y numerosos otros productos. Los árboles maduros tienen por lo común de 5 a 22 metros de altura, con un tronco corto de 30 a 75 centímetros en diámetro a la altura del pecho; una copa amplia y esparcida, y una corteza por lo general lisa y de color gris claro.
Las ramitas delgadas y lánguidas presentan hojas compuestas bipinadas con cuatro hojillas oblongas y en la mayoría de los especímenes se pueden encontrar espinas apareadas en la base de las hojas. En México, es común encontrar las frutas a la venta en los mercados de los pueblos por sus arilos dulces y carnosos, los cuales se consumen crudos. La especie se conoce también como una buena fuente de alimento para las abejas de miel, las aves se alimentan, los ayudan los insectos y una serie de especies faunísticas.
Muchas personas se rehúsan a comerlos porque se dice que desarrolla gran cantidad de gases en el intestino, ocasionando ventosidades pestilentes. No obstante, esos gases están ejerciendo una acción antiséptica enérgica sobre el tubo digestivo, impidiendo con esto el desarrollo de microbios y bacterias que son causa de graves enfermedades infecciosas.
Al comerlos se previenen y curan las enfermedades estomacales y del intestino, como colitis, gastroenteritis, coleritis, disenterías, fiebre tifoidea y aún tifo, salvándose muchas vidas durante la temporada. Pero en la mayoría de los casos, los beneficiados no se dan cuenta que gracias a esta humilde y rústica fruta están viviendo mejor en Morelos.
Se comen siempre crudos y cuando están bien maduros, que es cuando revientan las vainas y presentan la semilla ya negra. Durante la época de recolección conviene deshidratarlos, es decir ponerlos a asolear durante cuatro o cinco días consecutivos, después de desenvainarlos sin quitarles las semillas, así adquieren mayor dulzor sin perder sus cualidades y se podrán conservar algunos meses para disponer de ellos fuera de la temporada y aprovechar sus saludables efectos, ya sea en la prevención o curación de infecciones gastrointestinales o simplemente como útil alimento.
Las semillas machacadas con un poco de agua e instalada en las fosas nasales provocan abundante secreción de mucosidades que descongestionan la cabeza en caso de catarros constipados. También estás semillas machacadas con agua fría en proporción de 5 granos para un decilitro de agua hervida, aplicado como lavativa y preferiblemente con sonda rectal de hule blando para llevar el líquido a las partes altas del intestino, cura rápidamente las infecciones intestinales y la disentería aguda o crónica.
En México, el guamúchil crece también de manera natural en la península de Yucatán y en un área que incluye partes de Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Michoacán, Guerrero, Durango y el norte de Veracruz. En Tabasco es conocido con el nombre de “Tucuy”.
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