Fechas como las del 30 de agosto no deberían existir. Es el Día Mundial Contra la Desaparición Forzada, quién vive la ausencia obligada de un miembro de su familia es como vivir diariamente una tortura continua, incesante, dolorosa. Sobre el tema la autoridad no acepta hablar, sobre todo los funcionarios con sus jugosos salarios, tienen miedo que se les vaya a ir la boca y perder su ingreso. Pero los familiares a pesar del trato inhumano, el desinterés y la omisión de las autoridades su lucha no acaba, la esperanza es lo que los impulsa a seguir adelante.
UNA NACIENTE OFICINA
Hasta febrero de este año, luego de haber sido designada al frente de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, Wendy Guadalupe Ruiz Ramírez, cuenta con ocho millones de pesos de presupuesto para hacer su trabajo, en los primeros meses pidió tiempo para empaparse del tema, posteriormente habría señalado que no había cifras exactas en el número de desaparecidas y desaparecidos, pero si era alarmante que en su mayoría fueran del sexo femenino.
Tan solo en el mes de enero de este año se denunciaron 15 desaparecidos, nueve eran mujeres y seis hombres; en febrero, la tendencia es la misma: de siete ausencias, tres pertenecen a este género y cuatro hombres. Incluso advertía que iba en aumento las solicitudes de colaboración de búsqueda de otras entidades a Morelos. En varias oportunidades comentó que no había datos precisos sobre este tema, que primero buscaría a la Fiscalía General para conocer los expedientes, y clasificar los casos como desaparecidos o ausentes de acuerdo a la situación en la que desaparecieron.
A la funcionaria se le buscó para que diera una opinión sobre el tema, pero no contestó los mensajes y en su oficina negaron que estuviera. En muchos de los casos, ha expresado que hay información reservada que no debe ser pública.
ACTIVISMO Y OFICIALISMO
Aunque el tema había sido contabilizado por pocas activistas, una de ellas Susana Díaz Pineda, quién posteriormente al conseguir trabajo en el gobierno estatal abandonó el tema, pero hasta octubre del 2019 había documentado por si sola sin la ayuda de nadie, más de 270 casos de mujeres desaparecidas en Morelos. La que en ese momento era una activista explicó que muchas de esas mujeres, lamentablemente terminan siendo víctimas de otros delitos, como la trata, o incluso de más violencia.
De acuerdo al recuento que tenía, criticaba que el 2018 cerró como el año en el que más mujeres desaparecieron durante el sexenio del perredista Graco Ramírez. Según el Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa que representaba, un año antes en el 2017 fueron 257, mientras que en el 2018 cerró con 350 casos denuncias.
Cuestionaba en ese momento que tanto el nuevo gobierno estatal y los municipios no son capaces de echar a andar protocolos que permitan prevenir la desaparición y mejoras en la investigación de los casos. Las 350 mujeres que desaparecieron en Morelos a lo largo de 2018, se distribuyeron de la siguiente manera en el territorio morelense: en Cuautla, 51 casos; en Cuernavaca, 45; en Jiutepec, 35, en Yautepec, 28 y en Temixco, 20. En todos esos municipios existe alerta de violencia de género desde el 10 de agosto de 2015.
EL DOLOR DE LAS MADRES
A pesar de eso, las familias de las víctimas sin duda hasta hoy han sido las que el peor calvario han vivido, además del dolor personal, enfrentar el aparato burocrático y oficial es igual de feo.
Como integrante del colectivo “Regresando a Casa Morelos”, con familiares de personas no localizadas o desaparecidas, Angélica Rodríguez Monroy madre de Viridiana Anaid Morales Rodríguez, desaparecida el 12 de agosto de 2012, lamenta por un lado que fechas como el Día Mundial de la Desaparición Forzada estén marcadas en el calendario.
En fechas como estas, sin embargo confiesa la exigencia sigue siendo la misma, soluciones y menos burocratismo, mas humanidad y menos oficial.
Hoy el desaliento es más, sobre todo porque en el llamado gobierno de la 4T había mucha expectativa, hubo muchas promesas, incluso se abrió el dialogo, pero hoy las promesas siguen sin cumplirse. La señora Angélica, ha dado muchas entrevistas, ha comentado su experiencia en las oficinas gubernamentales, reclamado y exigido, por eso confiesa “muchas veces hay un sentimiento de frustración, y como siempre de rabia, coraje, decepción porque la esperanza se va acabando poco a poco luego de este gobierno, porque a la fecha no hay ningún avance”.
Para variar el gobernador Cuauhtémoc Blanco nunca se atrevió a dar la cara a los familiares de víctimas, y hasta la fecha no lo ha intentado, “no sabemos porque, tal vez no tiene nada que decirnos o no se siente capaz de vernos a los ojos, no se entiende eso, a pesar de que hemos estado solicitando una reunión con él, no ha aceptado”.
En medio del burocratismo existente, entre la fiscalía y a pesar de lo que considera buenas intenciones de la comisión de búsqueda, apenas tuvieron una reunión, y el documento final que les enviaron para continuar con las investigaciones mediante un acuerdo resulta de risa, “es un borrador que contiene artículos con la leyenda “no me permite”, o “no puedo”, entonces es una burla para nosotras las familias, que creemos entorpece el trabajo en lugar de avanzar”.
A pesar de la constante indiferencia de las autoridades, como madre no se acostumbra a la omisión para avanzar en las investigaciones, “estoy segura que en una familia si fuera una hija de ellos la que no supieran donde está o no esta en su casa, y no saben cómo la está pasando todos entenderían de donde sacamos las fuerzas, el amor de madre es más grande que todas las caras y gestos que hagan”.
NADA LES IMPORTA
Para la señora Tranquilina Hernández Lagunas que busca a su hija Mireya Montiel Hernández, desaparecida en Cuernavaca la mañana del 13 de septiembre de 2014planteó que desafortunadamente quien tiene la obligación de ayudar en la búsqueda ha encontrado que solo entorpecen el trabaj.
La sola mención de su caso, aumenta su dolor, invariablemente le provoca tristeza, y al mismo tiempo enojo, pero la memoria y el recuerdo no se mueven, “pasa el tiempo y no sabemos dónde están; da coraje porque nos deben dar respuesta y no lo hacen; hay tristeza y depresión porque la búsqueda no concluye y todo el tiempo sigue, el que no haya respuestas molesta”.
La señora Tranquila, hoy con otras personas han conformado la “Unión de Familias Residentes Buscando a sus Corazones Desaparecidos”, acepta que si ella se queda en su casa la autoridad responsable de garantizar seguridad no hará nada, por eso cada día exige y va a donde se asoma una luz para raspar la tierra con sus propias manos para encontrar un cuerpo que si no es el de su familiar puede ser de otra familia que le ayude a mitigar su dolor, y seguir de pie.
Aunque el próximo mes se cumplirá un aniversario más de no saber que ocurrió con su hija, muestra fortaleza y hace fuerzas para no doblarse en todo momento“en todo este tiempo yo no tengo ni por donde comenzar a buscarla, la fiscalía de Morelos solo se basa en firmar oficio tras oficio y esperar y esperar, pero que haya hecho una búsqueda en campo o en algún lugar no existe nada y no ha hecho nada al respecto”.
El 30 de agosto como otros será un día más de tristeza, aunque nunca pensó estar en una situación así, es optimista y pide que el dolor que enfrenta no lo sienta ni vida otra familia, “deseamos que pronto acaben las desapariciones y que la familia que no está completa, primero Dios pronto pueda estar bien, con la fe en Dios que nos mantiene de pie”.
El día Internacional del Detenido Desaparecido se instauró por iniciativa de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Fedefam).
La Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró el 30 de agosto como Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. La tortura, el terror y la muerte conforman las características principales de los secuestros, lo que deja secuelas psicológicas en las víctimas. El cautiverio prolongado genera desesperación e inseguridad en toda la sociedad.