En menos de 15 días, un buen número de comunidades del oriente y del sur del estado se convirtieron en zonas de acceso restringido por los retenes que los habitantes colocaron con piedras, llantas, palos, mecates, cadenas y rines.
El hartazgo por la violencia, extorsiones, cobros de piso, robos e impunidad hizo crisis. Primero el oriente, con Tlalnepanta, Yecapixtla, Tetela del Volcán, Hueyapan y Ayala, entre otras. Luego el sur, con Tlaquiltenango, Miacatlán y Xoxocotla.
En plena temporada vacacional los retenes se ven en casi todos los accesos. Y a ellos se suma el patrullaje de las policías estatal y federal, además del Ejército.
Por las noches, la gente despertaba sobresaltada por el ruido de las camionetas que subían y bajaban a toda velocidad por las calles, lo cual comenzó a ser constante, por lo que perdieron la tranquilidad. Era inédito; la comunidad integrada por campesinos que viven del cultivo del nopal y del aguacate no tienen esos lujos. Los ciudadanos coincidieron con que no era ningún vecino ni gente que conocen, por eso, el 23 de julio ya no aguantaron más, y luego de un intento de extorsión, hasta con la persona que vende quesadillas en la entrada principal decidieron organizarse y protegerse, instalaron retenes para revisar quién entra y quién sale.
Éstos aparecieron con la gente de la colonia El Vigía, de los tres accesos que tiene, cerraron dos con piedras y ramas. Al día siguiente, llegó la población de Felipe Neri, última colindante con el Estado de México y, al otro día, la cabecera municipal Tlalnepantla.
La señora Carmen comentó con un suspiro: "Desde ese día ya dormimos tranquilos, ya no se escuchan esas camionetas que pasan en la madrugada a toda velocidad. Nos desvelamos una noche y sabemos que debemos cuidar los retenes, pero es mejor que vivir con el miedo".
También la cabecera municipal cerró los accesos que tenía por el cerro, ahora sólo queda la entrada principal, donde los cuatro únicos elementos de la policía que viven en la comunidad apoyan a un grupo de casi 10 personas que instalaron un retén en la primera subida al pueblo.
Los más jóvenes tienen pasamontañas para cubrir sus rostros y los adultos vigilan sentados desde el parapeto de costales, quienes se comunican por radio para dar paso a los vehículos que llegan. Se acerca uno, quien pregunta con voz fría "¿Hacia dónde se dirige".
En tanto, otros se acercan y observan al interior del vehículo, avisan por radio quiénes son, "pasan" y gritan. Los carros de transporte público no son revisados, sólo las unidades particulares o de carga.
Desde diversos puntos, la gente vigila. Las jornadas son de ocho horas, tienen escopetas que no empuñan y están discretamente colocadas. El tono de voz es un tanto fuerte y no es para menos, "porque el miedo los hizo desconfiar, pero también hoy están más organizados y unidos que nunca", afirmaron.
Germán Barrera Pérez, alcalde de Tlalnepantla, Morelos, acusó que el comandante del Mando Único, desde que fue asignado a ese lugar, se fue y nunca más regreso, y tampoco ninguna otra autoridad asiste para auxiliarlos en seguridad. "Las guardias se están haciendo a petición de la ciudadanía. Empezamos en el San Nicolás el Vigía porque pasaron estas personas de la maña a pedir piso y la gente se organizó ese mismo día; desde allí comenzaron las guardias comunitarias", comentó.
Incluso, ya con la gente organizada, cayeron dos colombianos que fueron entregados al comandante. "Se lleva a los colombianos (el comandante del Mando Único), pero creo que sintió que cometía un error al hacer lo contrario a lo que pedía el pueblo y ya no regresó, nunca se le corrió a nadie, y también se fueron otros del Mando Único que estaban en la Comandancia", indicó.
Sin embargo, Tlalnepantla no es un territorio prohibido, todos pueden entrar y comprar nopal o cualquier producto; las guardias no deben de dar miedo, porque con una identificación tienen acceso para entrar. A cuatro días de levantar la voz, no dudó de que la gente tomó la mejor decisión.
El presidente municipal, electo por usos y costumbres, señaló en la reciente reunión con el Ejército y las autoridades estatales, que antes de organizarse los policías no detenían a nadie; sin embargo, "con las guardias han detenido a mucha gente, y desde entonces la gente está tranquila porque ya no podíamos dormir. Hoy estamos mejor, nos desvelamos un día, pero no hay miedo de esperar que llegue esta gente", añadió.
Asimismo, en la entrada tienen un mensaje de advertencia: "Comunidad vigilando, pobladores unidos y organizados contra la delincuencia. Si te agarramos haciendo algo indebido, contra nosotros, te vamos a linchar".
Nopal y aguacate
Los sembradíos de nopal están por todos lados, pero recientemente también cambiaron la producción de aguacate. Tlalnepantla era el productor mundial número uno, sin embargo, la variación en el precio por las diferentes estaciones del año obligó a otras familias a cambiar por plantas de aguacate, lo cual ha funcionado, ya que el clima es benéfico en esta zona de los Altos de Morelos.
Los paisajes de nopal y las plantas de aguacate predominan en el pueblo. Daniel Hernández, a sus 78 años, recordó que desde que tiene memoria trabaja el campo; primero comenzó en su familia con maíz, después cambiaron a nopal y desde hace 12 años con aguacate
La inseguridad, el sismo y el Mercado los han golpeado por todos lados, pero confesó que la inseguridad era ya insostenible, el robó de la producción por la madrugada les provocaba pérdidas. Con las guardias comunitarias, todo ha mejorado, ahora la preocupación es colocar la producción.
Necesidad de obras
Los productores de aguacate y nopal nos llevan hasta la zona conocida como Valle de Chalco, en los límites con Tepoztlán por la Mojonera, son tierras comunales, y a donde voltees hay surcos de nopal y plantas de aguacate.
Allí recibieron la obra de pavimentación de 800 metros lineales de concreto hidráulico, que es el único acceso para los camiones que cargan con el producto. Dicha obra fue gestionada por el diputado federal, Matías Nazario Morales, y beneficia a más de 400 campesinos de la zona.
Melchor, cuyo terreno está en un lado de esta vía, recordó que antes de esa obra los camiones tenían dificultad para subir, a veces con empujones, pero otra debían ir a pie y cargar hasta la loma, lo cual era muy cansado y difícil.
El diputado Marías Nazario lamentó que la gente deba distraerse de la siembra de sus campos por asuntos de seguridad, los cuales competen a la autoridad, cuando las familias de Tlalnepantla lo que buscan es vender su producto con el mejor precio. "Es lamentable que las autoridades hayan abandonado a este municipio; pero afortunadamente ellos se organizaron de forma muy rápida para tener la paz y la seguridad que hoy tiene", puntualizó.
No obstante, lo que reprobó es que en lugar de apoyar a la gente con las guardias, el Gobierno estatal retiró a toda la policía de la zona.
Después de todo, la gente de Tlalnepantla, los productores, las guardias comunitarias, productores de nopal y de aguacate, se organizaron únicamente para defender su tierra y dar un mayor entorno para sus familias. No es para armarse contra las autoridades, es para trabajar, vivir y dormir tranquilos.