Si bien se ha avanzado en el rescate de ríos y barrancas en la entidad a través de las obras realizadas por la Comisión Estatal del Agua (Ceagua), existen algunos puntos que no han sido intervenidos, a eso se suman los asentamientos humanos que se empeñan en descargar directamente sus aguas negras o arrojar sus desechos, e inclusive muebles y aparatos eléctricos, sin importarles el grave problema de contaminación que generan.

El secretario ejecutivo de la Comisión Estatal del Agua (Ceagua) informó que el Programa de rescate de ríos y barrancas se implementó desde el inicio de la administración, con el objetivo de recuperar la calidad de agua, mejorar los espacios familiares, disminuir los riesgos a la salud, mejorar la productividad agrícola e incluso generar turismo; “como tradicionalmente las familias se iban al río a hacer su día de campo y pasar su días en algún momento”, señaló.

El programa tiene dos líneas de acción principal, de las cuales la primera es poner a funcionar todas las plantas de tratamiento que se construyeron en el estado, las cuales por alguna razón dejaron de trabajar.

Valencia comentó que existen 58 plantas de tratamiento municipales, y que cuando inició este Gobierno sólo operaban 22, pero actualmente funcionan 49; sin embargo, no cree que el tiempo les alcance para que funcionen todas.

No obstante, estimó que al término del actual Gobierno estatal hayan alcanzado a poner en funcionamiento 52 o 53 plantas de tratamiento.

Colectores

Como parte de la segunda línea de acción se han construido colectores marginales para que las descargas que se dirigían a ríos y barrancas se conecten a un tubo y se conduzcan hacia una planta de tratamiento.

En total, han construido 28 mil metros de colectores, lo que permite captar 34 millones de litros de agua negras diarios, mismos que antes se descargaban a ríos y barrancas.

El programa se implementó en la Barranca Amanalco que atraviesa la zona Centro de Cuernavaca, en el marco de la Ecozona, así como las barrancas Chalchihuapan, ubicada en Rancho Cortes al norte de Cuernavaca; La Gachupina, en Jiutepec; Apanquetzalco, de Yautepec, y el río Cuautla.

“Dentro de todas estas barrancas ya hay varios tramos que hemos logrado construir y se ha permitido recuperar la calidad del agua”, expresó. Además precisó que en Cuernavaca han construido nueve mil 400 metros de colectores, en las barrancas Amanalco y Chalchihuapan.

Barranca Amanalco

Destacó que el Mercado Adolfo López Matos (ALM) descargaba sus aguas directamente a la barranca, la cual, aseguró, era una de las descargas más contaminantes.

“No sólo descargaban el agua negra normal, sino que ocasionalmente lo utilizaban para cualquier cantidad de cosas: vísceras, huesos, plumas, cáscaras de frutas; cualquier cantidad de desechos y procesos que se realizan en el mercado”, comentó.

Indicó que el colector del mercado, realiza un recorrido por la avenida Atlacomulco, se conecta en Díaz Ordaz a otro y termina en la planta de tratamiento de Acapantzingo, la más grande en el estado de Morelos.

En un par de semanas, se prevé concluir los trabajos de construcción del colector Palmira que captará las aguas negras de la zona centro de Cuernavaca, recolectadas en el bulevar Juárez e Himno Nacional.

Barranca Chalchihuapan

En 2015, se realizó la construcción de la primer etapa para sanearla, se interceptaron aguas residuales, antes de que éstas descarguen a la barranca. En esta etapa se incluyeron 2.40 kilómetros de colectores y dos cruces especiales.

Barranca Chapultepec

En 2014, se evitó que siguiera la contaminación con aguas residuales al principal atractivo ecológico de Cuernavaca, Parque Barranca Chapultepec, esto gracias a las conexiones de descargas sanitarias al colector principal. Por lo que recalcó que estas acciones recuperan la calidad del agua.

No obstante, existen otras barrancas que representan un foco de infección, como es caso de la barranca de la colonia Ciudad Chapultepec, la cual marca los límites entre los municipios de Cuernavaca y Jiutepec y atraviesa la calle Castillo de Chapultepec.

En un recorrido, se aprecia la cantidad de basura que hay en su trayecto, desde bolsas con desechos, muebles, tapetes e inclusive escusados que han sido arrojados. El olor es insoportable y, pese que a su costado hay un corredor y que se han colocado jardineras, la vista no es nada atractiva, expresaron vecinos.

Los habitantes de la zona recalcaron que a partir de las 17:00 horas, es insoportable el olor, y se puede ver correr espuma de jabón que consideran viene de descargas de casas más arriba, incluso en algunas partes de la barranca existen zonas fangosas, de donde se despide un hedor.

Refirieron que se han colocado letreros donde se pide no tirar basura, aunque por las noches se ha sorprendido a la gente, las autoridades no han hecho nada al respecto, pese a que está a unos pasos del jardín de niños, primaria y secundaria de la colonia Ciudad Chapultepec.

Necesario sancionar

Eduardo Aranda Acosta, presidente del Consejo de Administración del Área Natural Protegida Barrancas Urbanas de Cuernavaca, consideró que se debe sancionar y realizar acciones de educación ambiental en el tema del cuidado de barrancas.

Expuso a El Sol de Cuernavaca que si bien la Ceagua ha trabajado en diversas acciones de saneamiento de barrancas, aseguró que el proyecto está incompleto en la barranca de Chalchihuapan, en la colonia Rancho Cortes, del norte de Cuernavaca.

Faltó un plan de extensión del proyecto, así como los recursos económicos; por lo que es preciso que el Gobierno estatal y el Ayuntamiento de Cuernavaca se coordinen para la implementación de sanciones, y acciones de educación ambiental, con un planteamiento y desarrollo completo, pues los integrantes de esta asociación civil, insistió, han detectado descargas a barrancas.

Las liberaciones han sido consideradas focos rojos en una parte de la colonia Provincias de Jerusalén, ubicada cerca de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), y en la Barranca de San Pedro.

Finalmente, aseguró que existe mucho trabajo para la recuperación de las barrancas y los ríos, y que la sociedad tome conciencia del problema e involucrarse para apoyar a resarcir los daños ya causados a los diversos afluentes.