Al menos en dos zonas, San Antón y La Lagunilla, se decidió suspender la verbena de las fiestas patronales debido a la ola de altos índices delictivos que se han registrado en los últimos meses, así lo informó el vicario general de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral Nájera.

“San Antón este año no tuvo fiesta por la situación de violencia, junto con otras comunidades de aquí de Cuernavaca... Supimos también de La Lagunilla, esas dos comunidades que detuvieron la fiesta y que dijeron que mejor no”, dio a conocer Tomás Nájera.

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Asimismo, dijo que, por esta situación, se ha reducido considerablemente la afluencia de personas que acuden a estos festejos, lo cual se puede entender, debido a que se toma la determinación de no hacer festejos tan grandes.

“Se ha visto mermada la fiesta, en el sentido de que antes se hacían muchísimo más grandes, pues ahora se han ido disminuyendo en ese sentido”, manifestó. Hay que recordar que, en el caso de La Lagunilla, se instaló de manera permanente la Guardia Nacional tras los múltiples homicidios e incluso enfrentamientos entre civiles armados y autoridades.

Ayuntamiento debe regular venta de alcohol

En este sentido, dijo también que es necesario que las instancias regulen la venta de alcohol en este tipo de festejos religiosos, pues el vicario general admitió que se pierde el sentido de estas acciones debido al consumo desmedido de estas bebidas.

“Es verdad que en muchas de las fiestas, sobre todo de pueblos, se utiliza mucho el alcohol. Así como hemos afirmado hace algunos años el uso de la pirotecnia, pues el uso del alcohol hace, por supuesto, desmanes y la gente ya no sabe qué está celebrando”, indicó.

Uno de los claros ejemplos ocurrió la madrugada del domingo 11 de agosto, al finalizar los festejos a San Lorenzo en el poblado de Chamilpa, donde tras la verbena se vivió una riña.

“Yo creo que el consumo se tiene que regular a instancias que le pertenezcan, que sean conscientes”, externó.

Ante esto, exhortó también a la población a no consumir alcohol durante estas celebraciones, para no perder el sentido que llevan, pues son tradiciones en cada uno de los poblados y comunidades.

“Es importante que la comunidad misma y las instancias pertinentes puedan tener una regulación con respecto al uso del alcohol”, externó.