La fe de los católicos no ha muerto, por lo que este Domingo de Ramos la población pidió porque la pandemia termine y la salud prevalezca entre las familias.
Dicha celebración religiosa antecede a los siete días en los que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, también marca el inició de la Semana Santa o Semana Mayor y representa el triunfo de Cristo sobre la muerte.
Como cada año el Domingo de Ramos se vivió entre los creyentes, la pandemia no fue excusa y con cubrebocas, sana distancia y gel antibacterial en mano, nuevamente la fe venció al Coronavirus y movió a cientos de personas a ser parte de esta celebración católica. Desde muy temprana hora en las diferentes iglesias de la entidad las personas se dieron cita para poder escuchar la misa y bendecir sus ramos.
Cabe mencionar que por instrucciones del Obispado de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, este año en las iglesias y parroquias de la entidad se tuvo un aforo del 25 por ciento de su capacidad, además de que se optó por hacer más misas de las acostumbradas para evitar la aglomeración de personas. Las misas se realizaron a puerta cerrada para evitar que más gente de la permitida ingresara, por lo que a las afueras de los templos algunas personas escuchaban la misa o hacían fila para poder ingresar a la siguiente.
A decir de algunos asistentes, cada uno pide por salud, prosperidad y por sus familias, ya que todos tiene “pecados” que deben de resarcir.
Como ya es costumbre, decenas de comerciantes se colocaron a las afueras de las iglesias para vender las palmas que ya traían hechas o ahí mismo elaboraban, para muchos de ellos esto representa ser parte de las tradiciones religiosas más importantes y la posibilidad de tener ingresos económicos extras.
Tal es el caso del señor Evaristo, quien desde hace 30 años viene de Puebla a Cuautla a elaborar palmas para venderlas entre los creyentes.
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