Los restos de ganado bovino dan cuenta de que se trata de un cementerio clandestino, el cual se encuentra sobre el sinuoso camino que lleva de la carretera Jojutla-Chinameca, kilómetros delante de la terracería, a la Era y San Miguel de Los Elotes, en Tlaquiltenango.
Los restos de pezuñas, huesos, y excremento son evidencia de que son varios animales ya muertos los que se han ido a aventar, o podría ser que los dejaron morir en ese lugar de la reserva de la biosfera.
Una parvada de aves carroñeras disfrutan del festín que les dejaron hace no más de dos semanas. Desde la última vez que El Sol de Cuernavaca pasó por esas tierras para visitar Los Elotes, no habíamos reparado en la presencia de ese lugar, el cual se trata de un cementerio a cielo abierto donde se pueden apreciar esqueletos de reces, los cuales están en una gran área; algunos de ellos son recientes, de manera que desprenden un nauseabundo olor que disfrutan las aves carroñeras que sobrevolaban por encima de la zona de más de mil metros cuadrados.
Los zopilotes se aprovechan de los restos de los animales que mueren en este sitio y al mismo tiempo son responsables de mantener un equilibrio en el ecosistema, pues limpian el entorno que en esta época luce verde.
Se desconoce cómo llegaron más de 10 cabezas de ganado a ese lugar, por tiempo de algunos huesos emblanquecidos por la lluvia y el sol tal parece que este lugar lo destinan como cementerio de animales.