En México, la Virgen de Guadalupe es uno de los emblemas más representativos. Cada 12 de diciembre se recuerda con grandes festejos su aparición a Juan Diego en el cerro del Tepeyac.
En Cuernavaca las celebraciones se concentran principalmente en el Chapitel del Calvario, ubicado en el centro histórico. Hasta ahí llegan miles de guadalupanos, incluso provenientes de entidades vecinas, para cantarle Las Mañanitas.
Anteriormente este lugar era un sitio indígena que se encontraba a las orillas de Cuauhnáhuac. Fue construido poco después de la Conquista. Aquí se edificó un mausoleo para que descansaran los restos de Hernán Cortés, pero finalmente terminaron en la Ciudad de México.
Durante la celebración a la guadalupana se realizan misas y los feligreses llegan a pedirle toda clase de milagros, así como agradecer por los que se les han cumplido. Los festejos se prolongan con una feria y venta de antojitos mexicanos.
Una tumba y una cruz
Pese a ser considerado como uno de los monumentos religiosos más importantes de la capital morelense, de acuerdo con Carlos Lavín Figueroa, miembro del Concejo Municipal de Cronistas de Cuernavaca, el Chapitel de la Virgen del Calvario en un principio no tenía una virgen de Guadalupe, sino una cruz.
“Lo empezó a construir (el alcalde Juan de Carasa) cuando Hernán Cortés estaba a punto de morir en España, pero Cortés dio otra disposición para ser sepultado en otros lugares. Primero estuvo en España, luego en México y finalmente se encuentra en la capilla del Hospital de Jesús en la Ciudad de México. Ese es el verdadero origen del Chapitel”, explicó.
Al ser construido como mausoleo para Cortés resguardaba una cruz, pero en 1772 se realizó el cambio por la virgen de Guadalupe, cuyas apariciones fueron apoyadas por el fraile Juan de Zumárraga, en razón de que era la patrona de Extremadura, la tierra del militar español.
Lavín señaló que el mausoleo se construyó en ese lugar dada su importancia, pues era entrada y salida de la ciudad.
En su edificación la parte que está arriba de la cúpula fue considerada como espacio donde descansarían los restos de Cortés y en la base se encontraba una urna que fue retirada, pues ahí se encontraban los restos de Martín Cortés, hijo ilegítimo de Cortés y La Malinche (Malinalli), según lo narrado por el cronista.
Tiempo después Cortés se casó con Juana de Zúñiga, con quien tuvo al otro Martín, el único miembro de la nobleza española nacido en Nueva España.
Borrar el pasado
Una vez que se consumó la independencia de México en 1821, los independentistas quisieron borrar la historia hispana y los escudos españoles labrados en piedra de las fachadas de los edificios públicos y privados de todo el país fueron picados por orden de un decreto.
Pese a lo anterior, uno en el Chapitel quedó íntegro en una de sus esquinas superiores: el del Reino de Castilla y León; originalmente eran cuatro pero sólo quedaron vestigios de los otros tres.
“La historia oficial mandó a retirar los restos de Martín Cortés y los escudos españoles que había en cada esquina, ahora solo queda uno que coincidentemente es la tierra de Hernán Cortés: Castilla; también queda una marca de una placa en óvalo que decía ‘Plaza de Hernán Cortés’", dijo Lavín Figueroa.
Importancia cultural
Asimismo, dijo, Cortés puso la sede de su marquesado en Cuernavaca, por lo que el mausoleo, al igual que su Palacio, es de suma importancia para la historia.
Si al día de hoy las personas se acercan a la inscripción que se encuentra en el Capitel podrán descubrir, así como en otros escritos, que la construcción de éste fue en 1538; sin embargo, el cronista morelense explicó que esto es dudoso, ya que fue anotado hasta 1772, cuando fue consagrado a la Virgen de Guadalupe.
La imagen de la guadalupana tuvo incidentes en dos ocasiones: el primero fue cuando fue derribada en diciembre de 1934 por la organización política Los Camisas Rojas, fundada por el gobernador de Tabasco, Tomás Garrido.
“Se encontraron los restos destrozados, la cabeza por ejemplo, y la volvieron a reconstruir”, explicó Lavín Figueroa. Posteriormente desapareció y fue hasta octubre del año de 1948 cuando el padre Moisés Ugalde la encontró en los subterráneos de la Catedral de la Ciudad de México, por lo que la trajo nuevamente al estado de Morelos.
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