A Cristian González le gustan los riesgos. Aunque no todos estén de acuerdo con lo que hace, lo cierto es que su trabajo da siempre de qué hablar. Para él, que se ha definido como un artista de la provocación, eso es un triunfo. Ocurrió hace sólo unos días, cuando el traje de chinelo que inscribió al concurso organizado por las autoridades de Yautepec, en el marco de su gran carnaval, se quedó a medio camino de la victoria.
Bailando sobre un par de zancos, Cristian mostró al pueblo de Yautepec su creación más reciente, “El abuelo chinelo”, un traje que mezcla varias ideas y que busca entregar al público la imagen de un anciano brincando con la música del carnaval. Después de medio año de trabajo, le traje de Cristian fue el segundo más aplaudido en el concurso, y el que más apareció más tarde en las fotos que se tomaron los visitantes.
Casi cuatro metros
Cristian, de 28 años, lleva varios años incorporando zancos al concurso de trajes de chinelo. Hace un año, su creación obtuvo el primer lugar, pero esta vez quería ir por más.
“Mi idea fue incorporar esta parte del circo, de la actuación y la creación de personajes en el traje de chinelo, así que este año lo que hice fue un homenaje a los artesanos ancianos, los dioses viejos, tratar de hacer un chinelo que fuera lo más portentoso posible, sin cambiar la estructura de la bata, la máscara y el sombrero”, explica el joven.
El resultado de este proceso creativo fue un traje que, con él sobre los zancos adentro, mide casi cuatro metros de altura. Portarlo, admite, no fue nada sencillo.
“Fue difícil, porque la gente iba muy despacio en el desfile pero, por los zancos, yo no podía dejar de moverme”, recuerda.
En parte para tener algo en qué apoyarse y en parte porque hacía juego con la indumentaria, Cristian construyó un bastón, con varias sonajas colgando, con
el que anduvo brincando y caminando
todo el tiempo. Su traje, así, asemejaba
a un viejo chamán con un vestido en el que recogía la sabiduría de los dioses prehispánicos.
Un viaje a solas
Cristian es consciente de que las cosas que hace no siempre convencen a los demás. Esto lo ha llevado a trabajar de manera independiente, a solas, en sus propios proyectos. Encargado de una cafetería en el centro de Yautepec, tiene ahí una galería de arte en la que se dispone a exhibir a su “El chinelo abuelo” por el resto de sus días, pues no cuenta con recursos para buscar presentarlo en otros lugares fuera del pueblo.
Pese a ello, las ganas de seguir participando en concursos creativos no desaparecen. De hecho, confiesa, ya está trabajando en la idea para su próximo traje.