Para Juan Manuel Baldomino, el martes de la semana pasada parecía ser un día normal. Se levantó; se arregló para ir a trabajar, dejar todo listo en casa y partir rumbo al restaurante Bísquets Obregón, en la capital del estado, donde se desempeñaba como panadero desde hace mes y medio. Sin embargo, ese día perdió no sólo su trabajo, sino que su vida cambió.
Refiere que la semana pasada fueron despedidos injustificadamente, debido a que, de la nada y sin previo aviso, su jefe les informó la franquicia cerraría al no tener la intención de seguir abriendo el restaurante, especializado en pan y café, dándoles una cantidad menor a lo que les correspondía como finiquito.
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Entre 60 a 80 trabajadores fueron despedidos, entre 60 a 80 familias han perdido su subsidio ante el cierre de los restaurantes en Río Mayo, Ciclopista, Averanda y Las Palmas.
Lo anterior provocó que desde el jueves de la semana pasada colocaran banderas rojinegras e hicieran guardias desde 8 a 20 horas hasta que sus jefes cumplan con la entrega del monto indicado conforme a los años de trabajo, buscando también que los proveedores puedan unirse a su petición, porque no les han pagado.
“Mi vida ha cambiado radicalmente. Todos tenemos pagos y empleos no hay, muchos lugares están cerrando y al igual que nosotros a muchas personas las están despidiendo y sí ha habido un gran cambio”, sostuvo al tiempo de anotar en su familia han tenido que abstenerse en gastar, comprar sólo lo necesario y no malgastar el dinero que tal vez en otras ocasiones –con trabajo- se hacia.
Los exempleados siguen en espera de recibir su liquidación conforme a lo establecido en las leyes laborales, mientras tanto efectúan guardias bajo el sol, con escasa comida pero con la esperanza de ser apoyados.